Entrevista a Elena Caballero Martín, Técnico Superior en PRL, ergónoma de MC-Mutual
Conocer nuestro
cuerpo nos ayuda a prevenir lesiones. También hemos de seguir normas
elementales de higiene postural. “Utilizamos
este término para referirnos a un uso correcto de nuestro cuerpo para afrontar
las exigencias físicas del día a día. Una buena higiene postural nos permite
movernos, desplazarnos, permanecer sentados frente al ordenador o coger un peso
sin comprometer nuestro sistema osteo-muscular”, señala la ergónoma, Elena Caballero
Martín.
Elena Caballero advierte que “la postura más protectora suele ser la más
funcional (la más próxima a la posición neutra de los diferentes segmentos
corporales)”. Asimismo, aboga por una prevención sobre el terreno, argumentando
que “un técnico debe, si es necesario para comprender la magnitud del riesgo,
ponerse en el lugar del trabajador”.
Nuestra entrevistada se queja de que “durante
mucho tiempo se ha priorizado el tener la documentación ‘en regla’ por encima
de crear modelos saludables y cultura preventiva real”. Propone, a cambio, la sensibilización
y la promoción de la salud con una actitud pro-activa (se anticipa al
accidente-incidente) y no reactiva (actúa a posteriori).
-Para entrar en
contexto, denos su propia definición de lo que es la Ergonomía.
-Elena Caballero La Ergonomía es algo más
que adaptar el entorno a la persona, es darle herramientas para realizar todas
las actividades de la vida diaria con el mínimo esfuerzo y la máxima eficacia
(sin lastimarse). La
Ergonomía más que una disciplina preventiva, es una filosofía
de vida que te ofrece confort y bienestar en el día a día.
-Y, a tenor de lo
dicho, ¿el ergónomo es…?
-E. C. El ergónomo identifica, evalúa y
minimiza los riesgos derivados de la actividad laboral que puedan producir
lesiones musculo-esqueléticas en los trabajadores; asesora y forma a la
organización y a los trabajadores para prevenir dichas lesiones, y diseña,
rediseña y adapta lugares de trabajo para que sean funcionales y saludables.
-¿Qué le parece la
frase: “lograr la máxima eficiencia con el mínimo esfuerzo”?
-E. C. Es el objetivo que persiguen las
técnicas de conciencia corporal, y para mí, significa el futuro de la Ergonomía. Hasta
ahora la Ergonomía
es muy impositiva, en el sentido de que ofrece pautas y reglas que te aseguran
así prevenir lesiones. Coger estas ideas como referencia está bien, pero
siempre recordando que la fisonomía varía de una persona a otra, y también cada
uno encuentra su punto de confort de una forma distinta.
-¿En qué situación
se encuentra la ergonomía en España?
-E. C. Durante mucho tiempo se ha dado
prioridad a riesgos más fácilmente cuantificables, como la seguridad y la
higiene, pero en los últimos años vemos en los datos de siniestralidad una
evidencia clara de la necesidad de abordar los riesgos ergonómicos desde otro
prisma. La siniestralidad por lesiones musculo-esqueléticas no baja, así que
algo debemos estar haciendo mal.
-¿Cree que
deberíamos aprender ergonomía desde el parvulario?
-E. C. Rotundamente sí. Durante la infancia se
trabajan aspectos psicomotrices (como el equilibrio, la conciencia corporal, el
esquema corporal…) que deberían trabajarse a lo largo de la vida. Sin embargo,
retomamos este entrenamiento en la vejez para frenar el deterioro físico y motriz,
y para entonces puede que el diálogo entre el cuerpo y la mente ya esté
dislocado.
-Recientemente ha
impartido usted un seminario sobre el método MAPO. ¿Puede sintetizarnos el
objetivo del método?
-E. C. El método pretende cuantificar el nivel
de riesgo ergonómico a la hora de movilizar pacientes en entornos
socio-sanitarios. Para ello se basa en indicadores tales como: características
del espacio, ratio trabajador/usuario, productos de apoyo disponibles y la
formación de los trabajadores. El objetivo, en última instancia, es mejorar las
condiciones de trabajo y evitar las lesiones musculo-esqueléticas del personal
sanitario que moviliza pacientes, un sector con un índice de incidencia de este
riesgo que sólo es superado por el de la construcción.
-¿Por qué un
método específico para el sector sanitario?
-E. C. La Agencia Europea
para la Seguridad
y Salud en el Trabajo (OSHA-Europa) demuestra que el sector profesional de la
asistencia sanitaria y social tiene el segundo índice de incidencia más elevado
de LME, por detrás sólo de la construcción, como hemos dicho hace un momento.
Existe una preocupación por la salud del colectivo socio-sanitario, ya que, debido
al aumento de la esperanza de vida, se prevé un envejecimiento de la población
en los próximos años; con lo que cada vez tendremos más mayores que cuidar (en
residencias, hospitales, centros de día…) y donde la salud de los que cuidan es
primordial.
-E. C. Mejora las condiciones ergonómicas del
entorno de trabajo para profesionales del sector socio-sanitario que realizan
tareas de movilización de usuarios (disminución de la carga biomecánica, y en
consecuencia, del absentismo y la siniestralidad); también se mejora la calidad
asistencial. Además, es el primer método cuantitativo específico para el sector
sanitario recogido en una norma ISO, y por lo tanto, con peso legal.
-¿Existía método
–y vida ergonómica- antes de MAPO?
-E. C. Como método específico para
movilización de pacientes no existía nada igual. Debía recurrirse a otros
métodos de valoración postural o métodos genéricos de carga física.
-Grosso modo, ¿qué
método –o no método- se aplica actualmente en los centros sanitarios,
geriátricos… para la evaluación del riesgo en la movilización de pacientes?
-E. C. Hasta ahora se utilizaban métodos
específicos de carga postural como el REBA (que originalmente se elaboró en
entorno sanitario), las tablas de Snook y Ciriello para tareas de empuje y
arrastre de sillas de ruedas, camillas y carros; en combinación con otros
check-list (listas de chequeo) cualitativos como el método del INRS (Francia) o
el del Royal College Nursing.
-¿Qué prevalencia
tienen las lesiones musculo-esqueléticas (LME) y sobre-esfuerzos en la
siniestralidad laboral de nuestro país?
-E. C. Analizando los últimos diez años, se ha
producido un aumento cuantitativo hasta llegar a suponer el 40% del total de
accidentes laborales. Algo muy curioso, es que si miramos el peso que tienen
las LME que derivan en enfermedades profesionales, pueden suponer más del 80%.
Es decir, los datos indican que más del 80% de las enfermedades profesionales
que se producen derivadas del trabajo son debidas a factores ergonómicos.
¿Qué es la higiene
postural?
-E. C. Utilizamos este término para referirnos
a un uso correcto de nuestro cuerpo para afrontar las exigencias físicas del
día a día. Una buena higiene postural nos permite movernos, desplazarnos,
permanecer sentados frente al ordenador o coger un peso sin comprometer nuestro
sistema osteo-muscular. De ahí, la importancia de la higiene postural a la hora
de impartir formación en Ergonomía.
-¿Tenemos
conciencia –en tanto que seres vivos y trabajadores- de nuestro propio cuerpo,
sus posibilidades, limitaciones y necesidades?
-E. C. Es curioso pero, paradójicamente, hoy
disponemos de mucha más información que en la época de nuestros abuelos y, sin
embargo, hacemos un peor uso de nuestro cuerpo. Creo que la sociedad que nos ha
tocado vivir (la de ir a contrarreloj), ha favorecido el que estemos pendiente
de lo que sucede siempre a nuestro alrededor, y este “estar pendiente y mirar
hacia fuera” en la mayoría de los casos es incompatible con escuchar y mirar
hacia dentro de nuestro organismo. De este modo, desaparece la auto-reflexión
necesaria para conocer mejor nuestro cuerpo. Preguntas como: ¿ésta es mi mejor
postura de confort frente al ordenador?, o ¿cómo puedo coger este peso sin
lesionarme la espalda? no son tan habituales como debieran. Y esto no es sólo
en el ámbito laboral, sino que es aplicable a todas las actividades de la vida
diaria.
-¿Hay algún
‘vicio’ postural que le preocupe especialmente entre los que observa
frecuentemente por su trabajo como ergónoma?
-E. C. Detrás de cada postura viciada hay una
conducta insegura, y esto es lo que más me preocupa. Las conductas de riesgo,
bien sea por desinformación o despreocupación, son tarde o temprano una lesión
potencial. Esto demuestra la importancia de fomentar conductas seguras y
potenciar el cambio de hábitos, dando las herramientas a los propios
trabajadores para tomar conciencia de la situación y del papel que ejercen
sobre su propia salud.
-Desde un punto de
vista ergonómico, ¿la mejor postura es la que dura menos tiempo?
-E. C. No necesariamente. Hay posturas que
duran segundos pero que se repiten a lo largo de la jornada y la musculatura
implicada puede entrar en fatiga; entonces tenemos un riesgo de lesión por
movimiento repetitivo. Por lo general, la postura más protectora suele ser la
más funcional (la más próxima a la posición neutra de los diferentes segmentos
corporales).
-La Ergonomía y,
sobre todo, la Psicosociología, ¿son los ‘parientes pobres’ de la prevención,
al menos en nuestro país?
-E. C. Sin duda. Durante mucho tiempo se
priorizó la implementación de medidas preventivas en aquellos riesgos
llamativos y evidentes a simple vista, como pueden ser: caer por las escaleras
por falta de barandilla, atrapamientos con máquinas o contacto directo con
productos químicos (correspondientes a las disciplinas de seguridad e higiene).
En cambio, aquellos riesgos imperceptibles a simple vista han pasado por
desapercibidos hasta ahora. La circunstancia de crisis actual y el, cada vez
mayor, envejecimiento de la población ponen en manifiesto la importancia de
establecer modelos preventivos que aborden los riesgos ergonómicos y
psicosociales para fomentar el bienestar entre la población trabajadora.
-¿Cómo explicaría
a un no-prevencionista que la ergonomía necesita un abordaje incluso desde la
perspectiva del género? ¿Nos lesionamos de forma diferente hombres y mujeres?
-E. C. Efectivamente, hombres y mujeres
tenemos unas dimensiones corporales diferentes, funcionamos de forma distinta
en cuanto a generar fuerza muscular y resistencia física, y el metabolismo y
cambios hormonales pueden llevar a favorecer la aparición de LME en situaciones
de riesgos no controlados.
En muchos casos se tiene la idea preconcebida
erróneamente de que los puestos ocupados por mujeres son físicamente más
ligeros, y tradicionalmente los riesgos se han evaluado tomando como perfil el
género masculino. Esto provoca que los riesgos deban ser abordados de forma
distinta, ya que hombres y mujeres se lesionan de forma diferente, entre otras
razones, porque hay claramente una ocupación sectorizada por género. Por
ejemplo, existen más mujeres en el sector sanitario, atención al usuario, etc.
Es obvio, pues, que las diferencias físicas entre hombres y mujeres haga
necesario un abordaje de la ergonomía teniendo en cuenta el género de la
persona.
-¿Puede hacerse
prevención desde un despacho, o hay que ponerse un mono de trabajo, si es
preciso, y bajar al tajo?
-E. C. Para identificar riesgos y valorarlos,
se deben conocer muy de cerca los puestos de trabajo (actividad, tareas,
funciones), las condiciones del entorno (espacio y diseño) e incluso ver las
diferentes maneras de hacer (hábitos individuales) y otros aspectos
organizativos (descansos, rotaciones…). Un técnico debe, si es necesario para
comprender la magnitud del riesgo, ponerse en el lugar del trabajador. A veces,
hasta que no coges tú mismo una herramienta manual no caes en la cuenta de que,
por ejemplo, el factor peso puede ser un riesgo para ese puesto determinado.
-Abundando en lo
anterior, en la empresa, ¿prevención de papel, o el papel de la prevención?
-E. C. Durante mucho tiempo ha predominado la
prevención del papel y la burocracia. Creo que ya va siendo hora de destacar el
papel real de la prevención y potenciar los beneficios de ésta.
-¿Qué no están
haciendo bien los técnicos (algunos) de prevención?
-E. C. Me temo que si algo no están haciendo
bien no es por voluntad propia. Durante mucho tiempo se ha priorizado el tener
la documentación “en regla” por encima de crear modelos saludables y cultura
preventiva real. De manera que un error común del prevencionista suele ser caer
en la burocracia, olvidando actividades tan necesarias como son la
sensibilización y la promoción de la salud. Consecuentemente, los técnicos
trabajan “post-mortem” (permítaseme el concepto), ya que intervienen una vez
que ya ha sucedido la lesión o accidente, cuando el riesgo debería haberse
identificado, valorado y eliminado / minimizado previamente.
Para solventar esto, esperemos que pronto los
programas formativos de PRL refuercen y capaciten al técnico en estas
competencias, y los empresarios tomen conciencia sobre el asunto.
-¿Qué dificultades
o resistencias debe vencer el prevencionista? ¿Se percibe actualmente la
prevención como un coste, incluso como un freno para la creación de empleo?
-E. C. En términos generales, al prevencionista se le otorga una gran
responsabilidad, como es el conservar la seguridad y salud de todos los
trabajadores de una empresa, y no siempre tiene la suerte de disponer de suficientes
recursos. Así que debe lidiar con cumplir con la normativa en materia de PRL, y
puede darse el caso de que no se sientan respaldados por la dirección de la
empresa. El trabajar sin contar con el apoyo de los superiores, y la
resistencia al cambio por parte de los trabajadores cuando se introducen
medidas preventivas son, en mi opinión, las mayores trabas del prevencionista.
Por desgracia, la situación económica actual hace que muchos empresarios dejen
de invertir recursos para prevenir riesgos laborales en su empresa, priorizando
otras actividades. Aunque parezca una paradoja, invertir en prevención es
rentable para la empresa, incluso en tiempos de crisis.
-¿Por qué es la
prevención un elemento de competitividad para la empresa?
-E. C. La mayoría de empresarios desconocen que productividad y
Ergonomía son compatibles. Pueden pensar que diseñar o adaptar ergonómicamente
puestos de trabajo interfieren en la producción, pero la realidad es que un
trabajador, por ejemplo, que trabaje en una posición más cómoda, o que se
fatigue menos físicamente, es un trabajador más productivo.
Mi esperanza es que los
empresarios reconozcan y valoren el perfil del técnico de PRL como una figura
imprescindible en la empresa, ya que las acciones preventivas son rentables y
favorecen modelos de empresas responsables y comprometidas con el bienestar de
los trabajadores.
-La I +D+i está en todos lados,
incluso en la prevención. ¿Puede indicarnos, con un sencillo ejemplo (si es
posible), cómo se innova en prevención de riesgos laborales?
-E. C. En cualquier disciplina innovar implica
reciclarse, estar actualizado y sobre todo dedicarle mucho tiempo para comparar
diferentes técnicas y maneras de hacer, así como estar en contacto directo con
la problemática existente para buscar nuevas soluciones. Desde el Departamento
de I+D+i de MC Mutual trabajamos para facilitarle el día a día de los técnicos
y empresarios. En Ergonomía, por ejemplo, una de las dificultades que se
encuentran los técnicos es poder cuantificar de forma objetiva el riesgo de
lesión, ya que los métodos de evaluación existentes son muy subjetivos y
valorados mediante observación. Para esto, hemos realizado varios trabajos de
investigación utilizando la técnica de electromiografía de superficie para
observar la actividad muscular durante la ejecución de una tarea determinada.
Esta técnica tiene sus limitaciones, pero también puede ser útil para analizar
si las rotaciones entre puestos son efectivas, para determinar qué grupos
musculares intervienen en una tarea y en qué medida, entre otros. En cualquier
caso, es sólo un ejemplo de que innovar es posible, pero dedicándole tiempo y
recursos.
DESPIECE 1:
¿Existe el trabajo
ideal (seguro)?
Muchos de los profesionales de la prevención se deben haber cuestionado
si el riesgo es inherente y consustancial al trabajo o, dicho de otro modo, si
existe el trabajo que podríamos considerar como “seguro”. Así opina nuestra
ergónoma e interlocutora, Elena Caballero.
“Como prevencionista, creo que todo accidente o lesión se
puede prevenir. Ahora bien, en nuestro país arrastramos la idea tradicional de
que trabajar “es lo que tiene” (lesionarse) y asumimos que esto debe ser así,
sin pensar que una parte importante de nuestra salud está en nuestras manos. No
hay que olvidar que la persona que es imprudente lo es dentro y fuera del
trabajo, y esto dice mucho de nuestra actitud frente al riesgo. Una vez más,
educar en conductas seguras es el foco central para cambiar la cultura
preventiva tradicional. Por supuesto, y al margen de la actitud individual de
las personas frente al riesgo laboral, es obvio que toda actividad comporta
algún riesgo”.
Elena Caballero Martín, Diplomada en Terapia Ocupacional, es
Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales (PRL), especialidades de
Ergonomía y Psicosociología aplicada, Seguridad en el Trabajo e Higiene
Industrial. Desempeñó tareas como técnico de PRL en el SPP de Sony España, y
actualmente pertenece al Departamento de I+D+i en PRL de MC Mutual, como
especialista en Ergonomía.
Nuestra interlocutora califica esta entrevista como “muy
interesante” y agradece a Gaceta de la
Protección Laboral el habérsela propuesto, al tiempo que aprovecha la
publicación para “mostrar mi agradecimiento –cita- a todos aquellos que
contribuyen en la mejora de los lugares de trabajo, y a quienes creen que es
posible trabajar de forma saludable”.
DESPIECE
2:
La seguridad y la
salud son una inversión
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el
Trabajo (ASST) ratifica en su último informe anual que los recursos económicos
destinados a mejorar la seguridad y salud en el trabajo constituyen una
inversión y no sólo por razones éticas, sino también económicas, pues “un buen
sistema de SST es un buen negocio”, afirma Christa Sedlatscheck, directora de
la Agencia.
En su primer informe anual al frente de EU-OSHA, la doctora
Sedlatschek se refiere a las presiones que llevan a reducir la inversión en
seguridad y salud en el trabajo en un clima económico difícil. “Para muchas
empresas, se trata de sobrevivir empresarialmente. Pero, hoy más que nunca
necesitamos defender un ‘trabajo de calidad’ en lugares de trabajo seguros y
saludables”, enfatiza la directora de la ASST.
Si la ergonomía –como sostiene una de sus definiciones- es
adaptar el trabajo a la persona, y no a la inversa, la actual situación
socio-laboral no deja de vulnerar los conceptos básicos de la Ergonomía y la
Psicosociología. El miedo a perder el trabajo pesa hoy demasiado entre los
trabajadores, afectando a su salud.
La Encuesta de Riesgos Psicosociales en España, realizada
por ISTAS (Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud) en 2010, señala que
las restructuraciones empresariales que comportan ajustes de plantilla se
relacionan con mayores niveles de exposición a riesgos psicosociales entre los
“supervivientes”.
Los planes de ajuste de plantilla (PAP) provocan un menor
ejercicio de los derechos en las empresas donde no existe representación
sindical. Un 44% de las personas que pasaron por un proceso de ajuste de
plantilla se encuentra en el peor nivel de exposición en justicia percibida,
según dicho estudio. No coger la baja en caso de enfermedad o no ir al médico
cuando fue necesario afectó al 18 y 16%, respectivamente, de los trabajadores
que habían pasado por un PAP. También se resienten la salud mental y la
seguridad laboral.
DESPIECE
3
¿Damnifica el trabajo:
trabajas o caducas?
Cuántas veces hemos ‘jugado’ con la cita textual de “el trabajo dignifica”, que hemos
reinterpretado y transformado jocosamente en “el trabajo damnifica”. Esta sencilla transformación del verbo
puede provocar hilaridad y risa, aunque el tema no carece de sustancia. Por el
camino profesional encontramos otras tesis que no hacen sino reforzar nuestra
convicción. Un conocido médico sindicalista da una lectura similar al asunto,
que formula como “¿Trabajas o caducas?”. La frase se pronunciaba en el contexto de
un seminario sobre lesiones musculo-esqueléticas, y ‘golpeaba’ al auditorio
para cuestionarle si, en nuestras ocupaciones diarias, -incluyendo a los niños
como futuros trabajadores- “estudiamos trabajamos, o estamos caducando, es
decir, deteriorando nuestras condiciones físicas y, por ende, acortando nuestro
periodo de validez, reduciendo nuestro tiempo útil por una simple desatención
ergonómica”.
A la luz de esas reflexiones, no queda más remedio que
aceptar como terriblemente seria la sentencia de que, mal planteado u
organizado, “el trabajo damnifica”, y no sólo el cuerpo, sino también la mente.
Hasta la fecha, las listas de enfermedades profesionales sólo han contemplado
las de origen fisiológico y han hecho caso omiso de las psicológicas, por
inespecíficas o poco evidentes. Es más, no siempre es fácil demostrar ante la
administración sanitaria el origen laboral de algunas enfermedades
profesionales fisiológicas. En este escenario imperfecto, la Ergonomía y la
Psicosociología aparecen como la tabla de salvación de los trabajadores. Somos
muchos los que creemos que es posible trabajar de forma saludable.
Manuel Domene Cintas
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