viernes, 27 de abril de 2018

Día 28 de abril: R.I.P revista Protección Laboral


El 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, es el momento para el análisis y la posterior reflexión. Este día se instituyó como parte de una campaña mundial para promover el trabajo seguro, saludable y decente. ¿Qué podemos decir al respecto? ¿Progresamos adecuadamente, o suspendemos en calidad laboral? Como en toda norma, encontramos cumplimientos responsables, e incumplimientos dolosos, cuando no criminales.

VERSIÓN INGLESA

En esta ocasión no necesitamos datos ajenos. Presentaremos nuestro propio caso: la práctica liquidación de la revista Protección Laboral, vendida por un editor necio e irresponsable a un operador voraz y ambicioso.
Que cada uno saque sus propias conclusiones. En materia de seguridad, salud y bienestar laboral, la hipocresía es sistémica y da pie a una doble moral. En España contamos con empresas que declaran entre sus principios que el capital humano es su primer activo, situando la seguridad y la salud de los trabajadores en el ranking de prioridades, al nivel de la competitividad empresarial. Algunas compañías promueven, incluso, la salud y calidad de vida más allá del ámbito estrictamente laboral. También tenemos otras empresas que lo ignoran todo sobre seguridad, salud, bienestar y prevención de riesgos laborales. Dicho sin eufemismos, pisotean la seguridad/salud/bienestar en el ámbito laboral. En el resto del mundo el panorama también presenta muchas sombras.

No es fácil discernir si progresamos o suspendemos en seguridad, salud y bienestar laboral. Ahora bien, una cosa es cierta, tenemos demasiadas evidencias de que no corren buenos tiempos para los trabajadores… porque la calidad de vida laboral parece cotizar a la baja año tras año.

Varapalo a la información sobre PRL
Los medios de prensa –particularmente los especializados en PRL- deben denunciar las situaciones flagrantes ya citadas. Pero, ¿qué pasa cuando son los propios gestores de algunos de estos medios especializados incumplidores en materia de protección laboral, entre otras contradicciones? 
Hay formas de violencia laboral encubierta, pero que son más perversas que la propia agresión física
Analicemos el caso de la revista Protección Laboral, que ha sido la decana de la información de PRL en España, y que ha entrado en una deriva que nadie sabe en qué acabará.

En febrero de 2018, Protección Laboral cambió de dueño. Con pésimo criterio, el vendedor enajenó su mejor activo. Al vender la cabecera también se deshacía del personal que elaboraba la revista. En pocas palabras, el vendedor abandonó a este periodista y a mis compañeros a nuestra suerte, negando derechos laborales y pretendiendo –interesadamente- que el comprador de la revista nos restituyese a los trabajadores los derechos de los que cicatera e ilegalmente se nos estaba privando.

Hay que ser retorcido para pensar que otro cumplirá con tus obligaciones legales-morales. Obviamente, el comprador, empresa oportunista curtida en la apropiación del talento ajeno a coste cero, sólo está motivado por su interés económico, no por la subrogación de los derechos laborales ni el discurso teórico de la revista que va a editar.

Hay formas de violencia laboral encubierta, pero que son más perversas que la propia agresión física. Este post denuncia que vendedor y comprador –cómplices en la conculcación de los derechos de los trabajadores- han ejercido violencia laboral bajo otra apariencia.
¿Acaso cabe alguna duda de que ambas empresas han vulnerado los derechos laborales, y que tal vulneración es una forma confusa pero genuina de violencia? Concurre en este caso la paradoja de que ambos defienden el discurso teórico del bienestar laboral. Pero, en la práctica diaria, lo que mejor saben hacer es pisotear el bienestar laboral con prácticas tan insolidarias como ilegales, que deben ser perseguidas si no queremos dar aliento a algo tan viejo como la explotación del hombre por el hombre.

Además de violar el derecho laboral, tanto el antiguo como el nuevo editor de la revista Protección Laboral no creen en el mensaje de la prevención, siendo desconocedores integrales de la temática. Para ambos, Protección Laboral sólo es afán de lucro y ambición de plusvalía, una ‘ubre que ordeñar’ sañudamente hasta dejarla seca.
Los perjudicados hemos sido los trabajadores y, próximamente, lo serán todos aquellos anunciantes que confíen en una revista, gestionada por neófitos en PRL, y cuyo único credo es hacer dinero –mucho dinero- con el mínimo coste; maximizar el beneficio económico sin contrapartidas.

Estamos a punto de ver una revista Protección Laboral descafeinada y sin alma. Esto es lo que ocurre cuando en la actividad económica se impone el economicismo de plusvalía salvaje a cualquier otro principio legal o ético. Escrito está con rotundidad implacable: “raíz de todos los males es el amor al dinero”.