lunes, 10 de diciembre de 2012

Trabajadores-conductores ‘quemados’: el riesgo está en la carretera

(PL 73) CONGRESOS, JORNADAS y EVENTOS. CJE-SeguridadVial.doc. Manuel Domene. Palabras: 1.564

II Jornada de Seguridad Vial en el Ámbito Laboral (Fremap-Fomento)

“El accidente de trabajo ‘in itinere’ no es una cuestión marginal ni periférica”, sentenciaba Joan Pujol, secretario general de Foment del Treball durante la apertura de la II Jornada de Seguridad Vial en el Ámbito Laboral. La Jornada, organizada por la Oficina de PRL de Foment, contó con la colaboración del Reial Automòbil Club de Catalunya (RACC) y de la sociedad de Prevención Fremap, que presentó un estudio de ámbito nacional sobre la gestión de la prevención en materia de seguridad vial por parte de las empresas.

Danone, empresa socialmente responsable, cuida a sus trabajadores-conductores
y el entorno con vehículos especiales
 El citado estudio es una foto de nuestra manera de conducir, especialmente en los desplazamientos relacionados con el trabajo. La situación psicosocial en un contexto desfavorable debido a la crisis económica (trabajadores ‘quemados’ que conducen) aumenta el riesgo vial. El accidente de circulación mientras trabajamos ya no tiene la consideración de accidente de tráfico, sino de accidente laboral, igual que cuando se accidenta un operario manejando una máquina en un taller.

Modificar actitudes en seguridad vial (Joan Aregio)
El director del Servei Català de Trànsit subrayó en el inicio de su intervención la necesidad de “afrontar un reto-problema”. Dijo que su presencia en la Jornada tenía una “función de prédica para reducir una lacra enorme”. Señaló que Cataluña había pasado de las 900 víctimas en carretera (año 2000) a las 381 del 2010, lo que supone una reducción del 58%, habiéndose producido la mitad de los accidentes de tráfico en horario laboral (y un 75% de los mismos ‘in itinere’ o camino del trabajo). Además, un 50% de los accidentes de tráfico son accidentes laborales.
Aregio manifestó que “estamos en la fase no ya de rectificar comportamientos, como de modificar actitudes, que son más complejas que los comportamientos”. En este sentido, los planes de seguridad trienal –actualmente está en vigor el 2011-2013- “ponen el acento en convencer a la empresa de que la seguridad vial es fundamental, una inversión y no un coste. Además, la seguridad vial ya no es un tema específico de los llamados ‘conductores profesionales’, sino de todos los conductores. El cambio social que se está produciendo –admitió- es un éxito colectivo que salva vidas y ahorra dinero del contribuyente.

La conducción, elemento de la evaluación de riesgos (Jaume Abat)
“Muchas empresas se sorprenden cuando la autoridad laboral les pregunta si han incluido en su evaluación de riesgos el factor de seguridad vial de sus trabajadores”, explicó Jaume Abat, inspector de la Inspección de Trabajo de Cataluña. ¿Deben considerarse un todo la PRL y la seguridad vial laboral? Puesto que los riesgos laborales son todas aquellas condiciones o características que puedan generar un peligro para la integridad de las personas, la respuesta es rotundamente afirmativa. La prevención de riesgos laborales y la seguridad vial laboral deben ir de la mano. Según explicó Abat, esta doctrina no sólo es de sentido común, además, está recogida en la Guía de Acción Inspectora en materia de Seguridad Vial, editada por la Inspección de Trabajo. Puntualizó al respecto que “la evaluación de riesgos ha de tener en cuenta la naturaleza de la actividad y, con independencia de la responsabilidad individual, un conductor al cargo de un vehículo de empresa ha de estar amparado por ésta y, por tanto, por sus obligaciones en PRL”. El procedimiento es idéntico al que se sigue con cualquier otro riesgo: identificar y, si se puede eliminar, planificar las medidas oportunas.
Tras destacar la estadística de siniestralidad (645.964 accidentes en España en 2010, siendo el 88,2% accidentes de trabajo en horario laboral), Jaume Abat citó que “el trabajo de la Inspección es apoyar a las empresas a introducir la seguridad vial en sus evaluaciones generales de riesgos”. Algunos de los aspectos a considerar serían:
-¿Incide el tipo de trabajo en la prestación económica?
-¿Se ha proporcionado información preventiva a los trabajadores?
-¿Se investigan los accidentes laborales de tráfico por parte de la empresa?
La lista de variables continúa para perfilar la responsabilidad empresarial. Los incumplimientos generan responsabilidades y sanciones (Artículos 11, 12 y 13 de la LISOS).

¡Hay que actuar ya! (José Luis Igual Martín)
Así se expresaba José Luis Igual Martín, coordinador de seguridad en el trabajo de la sociedad de prevención Fremap Cataluña, precisando que “un tercio de la siniestralidad laboral es accidente de trabajo”, según conclusiones del Estudio de seguridad vial en el ámbito laboral, elaborado por Fremap. El ponente indicó que el número de accidentes laborales en 2011 en España fue de 58.938, habiéndose observado un descenso del índice de incidencia respecto del 2009. Ha influido la crisis, pero también la sensibilización progresiva de la sociedad. Al respecto decía que “tenemos un camino muy largo, aunque vamos mejorando, pues el accidente laboral de tráfico se ignoraba hace tan sólo dos años”.
Según el estudio de Fremap, ante la siniestralidad vial laboral, un 32% de las empresas no hace nada, lo considera un riesgo externo. Un 65% contempla la movilidad en su evaluación de riesgos, el resto no la contempla. Se da la paradoja de las empresas que imparten formación sobre el uso de ‘toros’ y carretillas elevadoras (algo interno), mientras que la conducción de un camión por parte de alguien de la plantilla se considera como un asunto ajeno a la empresa. Después de un accidente, hasta un 70% de las empresas no ha tomado ninguna medida preventiva.
Igual Martín destacó que “hay diversos factores (ver cuadro ‘hoja de ruta’) sobre los que pueden actuar las empresas: el vehículo, el entorno y el factor humano. Asimismo, es necesario diseñar planes de movilidad para minimizar los accidentes laborales de la plantilla. Sin embargo, -admitió- pocas empresas los tienen”.
Dado que, según enfatizó el ponente, “en prevención no podemos creer en la suerte”, hay que adoptar medidas pertinentes, como los planes de formación/información y las campañas de concienciación”.

Hoja de ruta de la seguridad vial-laboral para empresas
Factores
Medidas organizativas
Acciones concretas
Humano
Formación / Sensibilización
-Restricción uso de móviles
-Control del permiso de conducir
-Control consumo de alcohol y/o drogas, etc.
Entorno
Planificación de rutas
Planes de movilidad
-Investigar accidentes e incidentes del entorno
-Valorar el estado de las infraestructuras viarias
-Trazar rutas alternativas (cuando sea posible)
Vehículo
Mantenimiento
Selección de la flota
-Delegar el mantenimiento en personal especializado
-Adquirir vehículos con criterios de seguridad y no sólo de precio

Conductores ‘quemados’ (Albert Alumà)
El director de Escuelas RACC de conducción segura dijo que “hemos hecho cursos de conducción con psicólogos porque la gente está muy quemada, lo están pasando mal con la crisis. No podemos olvidar el factor psicológico, que influye en todo, y muy especialmente en la conducción”.
Alumà diferenció entre ‘conductores profesionales’ y los conductores de empresa (los viajantes), destacando que “se estima que hay 2.000.000 de conductores que conducen por motivos laborales (representantes, comerciales, visitadores médicos, técnicos reparadores, etc.)”. 

En sus reflexiones sobre seguridad vial laboral subrayó que “el comportamiento y la actitud segura se han de llevar dentro. Sin embargo, las condiciones adversas se apoderan de nuestro pensamiento (crisis) y no estamos concentrados en lo que hacemos (conducción). Ir ‘quemado’ es un peligro para el conductor que sufre la situación y para el resto de usuarios de las vías, sean conductores o peatones”. Algunas preguntas básicas que deben plantearse los conductores-laborales es si respetan los límites de velocidad, si disponen de formación específica en seguridad laboral, o si tienen interiorizado su propio plan personal de seguridad vial en el entorno laboral.

Programas de conducción segura: Danone y Esteve
Danone y Laboratorios Esteve cuentan con amplias plantillas de atención comercial que utilizan vehículos de empresa para sus desplazamientos. Conscientes de que el accidente de tráfico de un trabajador de sus plantillas es un accidente laboral de la empresa, ambas compañías han impartido cursos de conducción segura a sus trabajadores con el concurso del RACC.
·Danone
La compañía láctea ha impartido en el periodo 2004-2008 un total de 44 cursos de conducción segura a 487 trabajadores. Los coches cuentan, de serie, con ayudas como el sistema SP, o conexión inalámbrica ‘bluetooth’ del teléfono móvil, que informa a cualquier llamada entrante si el usuario se encuentra conduciendo en ese momento. Los comerciales son acompañados en sus visitas, evaluándose el estilo de seguridad vial del mismo. Actualmente, más de 90 personas han recibido también formación sobre conducción económica y ecológica. En la flota se están introduciendo los vehículos ‘ecológicos’.
·Esteve tiene una amplia flota comercial que viaja por toda España, con una media de 32.000 Km/año/comercial. El plan de acción de la compañía tiene una vertiente preventiva y otra correctiva, combinadas con planes de formación y comunicación. Todos los vehículos utilizados cumplen los requisitos “5 estrellas EuroNCAP” (máxima seguridad). Los delegados son acompañados por gerentes formados en técnicas de conducción segura. Asimismo, se investigan todos los accidentes y/o siniestros para conocer lo ocurrido y poder obtener conclusiones. La modesta previsión de reducción de la siniestralidad laboral-vial de Esteve del 5% ha llegado a ser del 50% desde la aplicación del plan de acción en 2008.

© Manuel Domene Cintas  

domingo, 9 de diciembre de 2012

Disruptores endocrinos (DE), un atentado contra nuestro sistema hormonal

(PL 72). TRABAJO y SALUD. TRASAL-DisruptoresEndocrinos.doc. Manuel Domene. Palabras: 3.452

Afectan a la salud de los individuos expuestos, alterando la reproducción sexual 
y herencia biológica

“Un disruptor endocrino o alterador hormonal es una sustancia química capaz de alterar el equilibrio hormonal, pudiendo provocar diferentes efectos adversos sobre la salud de las una personas o de sus descendientes. Estas sustancias pueden ser causa de perjuicios para la salud como el cáncer, alteraciones del comportamiento y anomalías reproductivas”, señala el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS).

Disruptor endocrino u hormonal (Endocrine Disrupting Chemicals, EDC, según el acrónimo inglés) es toda sustancia química, ajena a un organismo, y con potencial para modificar el equilibrio hormonal. Esto supone que tienen capacidad para interferir con diversos procesos fisiológicos controlados por hormonas, generando respuestas endocrinas tan inesperadas como adversas en personas o animales.
Los disruptores endocrinos, que son muy numerosos, se presentan bajo formas variadas, pudiendo ser tanto de origen natural como artificial. En ocasiones presentan una elevada virulencia con dosis pequeñas. Uno de sus efectos más ostensibles es su interferencia en la herencia genética y la reproducción sexual, provocando anomalías como genitales ambiguos o testículos alojados fuera del saco escrotal. 

Ningún biberón de la UE puede contener Bisfenol A, de cuya inocuidad se duda

Exposición ‘urbi et orbi’
Como nos recuerda la AEET (Asociación Española de Ecología Terrestre), “la exposición de los seres vivos a los disruptores endocrinos es universal, ya que se encuentran repartidos por todo el mundo como consecuencia de un empleo generalizado. Contribuye a ello su baja biodegradabilidad, el transporte a otros lugares por el aire, el agua y la bio-acumulación en la cadena trófica”.
El reservorio de estas sustancias nocivas suele ser la grasa corporal, por lo que son transmitidos de madres a hijos a través de la gestación y  posterior lactancia.
“Las formas de exposición y las vías de entrada de los contaminantes hormonales son muy diversas, pero debido a su acumulación en la cadena alimentaria, la vía digestiva es la principal ruta de exposición para el hombre. Tanto es así que la composición de las mezclas lipofílicas (afines a las grasas) encontradas en los tejidos humanos varía de acuerdo con las diferencias regionales en el uso de estos compuestos y con los hábitos dietéticos de las poblaciones expuestas (Woodruff et alt., 1994)”, cita la AEET.

Antecedentes (La Primavera Silenciosa)
Para acabar de entrar en contexto, y cuando se cumplen cincuenta años de la muerte de la malograda Rachel Carson, justo es referirse a su legado, “Silent spring” (La primavera silenciosa), libro en el que se vislumbran, como punta de iceberg, los riesgos profundos y mortíferos que podrían ejercer ciertas sustancias sobre el medio ambiente, máxime cuando la salud humana depende inexorablemente de la salud ambiental.
El término ‘disruptor endocrino’ se crea en 1991 (atribuido a Theo Colborn, y pronunciado en una conferencia cuando era miembro de la World Wildlife Fundation). En la literatura científica aparecería en un artículo que data de 1993, en el que se establece que “algunas sustancias difundidas en el ambiente alteran o bloquean los mecanismos endocrinos, y una exposición a largo plazo puede provocar efectos permanentes”. Entre estas sustancias encontramos hormonas, compuestos vegetales (fito-estrógenos), materias para la fabricación de plásticos y, cómo no, la inacabable letanía de subproductos y residuos industriales con poder contaminante. A su condición de distorsionador endocrino unen el de COP (Compuesto Orgánico Persistente). Es decir, resulta difícil expulsarlos del organismo por excreción.
Las alertas, que motivaron la obra de la precursora Carson, surgieron a partir de la década de los años 50 del siglo pasado con la ocurrencia de cambios contra natura en la conducta de especies animales: pérdida del instinto reproductor, mortandades masivas, malformaciones y muerte prematura de ejemplares jóvenes, o debilitamiento del sistema inmunitario de especies afectadas por sustancias químicas muy variadas, que aparecían en los alimentos o el entorno de los seres afectados (dioxinas, PCB, DDT, etc.).

Mecanismos de acción (tóxico-cinética)
Todo fenómeno emergente contiene muchas incógnitas derivadas fundamentalmente de la falta de información, y su estado difuso. Con todo, se cuenta con evidencias suficientes para poder señalar que los mecanismos de acción de los DE son la suplantación, bloqueo o alteración de las funciones hormonales de los seres vivos.
Algunas sustancias replican o copian la acción de las hormonas, confundiendo a sus receptores celulares. El DDT, PCB, PBB y algunos estrógenos vegetales actúan sobre los receptores estrogénicos, alterando las conductas sexuales y reproductivas. Otros disruptores ejercen una acción antagonista (contraria) a la de las hormonas del sistema endocrino (antiestrógenos). Hay disruptores con efecto antiandrógenos (pérdida de masculinidad). En este punto, sólo cabe recordar la ‘anécdota’ del mandatario boliviano, Evo Morales, glosando los perjuicios que causa el pollo sobre la caracterización de su ser masculino. El disruptor modifica la síntesis y metabolismo de hormonas naturales, elevando o disminuyendo sus niveles fisiológicos. Es el caso de los fitoestrógenos (flavonas, isoflavonas, cumestanos, lignanos) y mico-estrógenos, que favorecen la aparición de glándulas mamarias en machos. El mecanismo de tergiversación hormonal no es otro que la moodificación los niveles de los receptores hormonales. El reducido nivel de las hormonas endógenas en nuestro organismo explica que estas sustancias exógenas (disruptores) produzcan efectos adversos sobre el sistema endocrino, incluso con dosis tan bajas que su posible efecto tóxico pasa inadvertido.

Algunos nombres de la lista negra
·DDT (Diclorodifeniltricloroetano) es un insecticida empleado contra la malaria y otras enfermedades transmitidas por insectos. Su uso se prohibió en la década de los 70, pero su efecto bio-acumulativo en el último peldaño de la cadena trófico (hombre) provocó su dispersión por todo el planeta. Se comprobó que afectaba al desarrollo reproductivo (disminución de la fertilidad de hombres e inmadurez sexual de mujeres).

España utilizó profusamente los PCB, otro disruptor endocrino, como líquido aislante-refrigerante 




·PCB (Policloruros de Bifenilo) compuestos clorados que se usan en la industria de los refrigerantes y lubricantes. Los efectos de una exposición aguda al los PCBs eran bien conocidos por las compañías que siguieron los procesos de fabricación de la propietaria, Monsanto, constatando los efectos en sus propios trabajadores. Al contacto con la piel produce una severa reacción similar al acné (cloracné), disparando el riesgo de tumores hepáticos y cerebrales. Tóxico para el tiroides, incrementa la incidencia de la obesidad infantil en niños expuestos en el periodo de gestación, aumentando el riesgo de que padezcan enfermedades como la diabetes. El envenenamiento con aceite de cocina contaminado con PCB, en Japón y Taiwán, condujo a la prohibición internacional del uso de los PCB en 1977.
·Bisfenol A (BPA). Se emplea básicamente para hacer plásticos y, aunque no es de los compuestos más tóxicos, se encuentra “hasta en la sopa”, como escribía María Sánchez-Monge (El Mundo, 2/12/2011), formando parte de muy diversos envases alimentarios, además de que existen importantes dudas sobre su inocuidad. Un estudio revela la existencia de concentraciones elevadas de Bisfenol A en la orina de personas que consumen sopa enlatada, respecto de la que consumen caldo casero, por ejemplo.

Una investigación de ‘The Journal of the American Medical Association’ (JAMA) alude al riesgo de que “el recubrimiento interior de las conservas pueda mezclarse con el alimento y pasar al organismo”. El BPA se emplea, por ejemplo, en botellas de plástico, en los envases de comida pre-cocinada o en los recipientes plásticos de cocina. También forma parte de las resinas epoxi que recubren el interior de las latas de productos en conserva.
El mundo informa que “Francia se ha convertido en el país pionero en la lucha contra el ubicuo compuesto químico. El pasado 12 de octubre, la Asamblea Nacional gala aprobó su prohibición en cualquier envase alimentario a partir del 1 de enero de 2014, iniciativa que supone una ampliación de la actual normativa europea”.
Mediante experimentación animal se ha comprobado que el Bisfenol A afecta a la reproducción, las glándulas mamarias, el metabolismo, el cerebro y el comportamiento. En humanos, afectaría al metabolismo de los azúcares y las grasas, relacionándoselo también con las enfermedades cardiovasculares, incluso con niveles bajos de exposición, dentro de los límites que establece la UE.
Lo que hace quince años era sólo una sospecha, ya cuenta con confirmación epidemiológica, por lo que Nicolás Olea, catedrático de la Universidad de Granada, pide una acción urgente por parte de las autoridades, antes de que “sea demasiado tarde”, advierte. Esta opinión es compartida por Miquel Porta -Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM), de Barcelona, quien reconoce que existe una evidencia suficiente de que “el Bisfenol A no es agua bendita, es un disruptor endocrino”, y se están produciendo múltiples llamadas de atención “que deben conducir a la industria a buscar alternativas”.

PVC y ftalatos, veneno medioambiental sin paliativos
Cualquier lista de disruptores no puede dejar de incluir estas dos sustancias. El PVC (policloruro de vinilo) es un plástico con un contenido de hasta el 57% de cloro. Su fabricación y empleo industrial implica la formación y emisión al medio ambiente de sustancias organo-cloradas tóxicas, persistentes y bio-acumulativas.
Los gases, aguas residuales y residuos emitidos y vertidos por las fábricas de este plástico contienen cloruro de vinilo, hexa-clorobenceno, PCB, dioxinas y otras muchas sustancias organo-cloradas extremadamente tóxicas. El PVC es nocivo durante todo su ciclo de vida: el proceso de fabricación y su incineración genera emisión de dioxinas a la atmósfera, a lo que se añade el agravante de la migración (liberación al ambiente) de los aditivos del PVC, plastificantes que le dotan de flexibilidad. Ello condujo a la grave conclusión de que el PVC puede considerarse como un “veneno medioambiental”, según sentencia del Tribunal Superior de Viena, Austria el 31 de Marzo del 94).
La nocividad del PVC se ve potenciada por la amalgama de productos asociados. Así, puede contener hasta un 60% de aditivos, que le confieren estabilidad, plasticidad o rigidez, color, etc., convirtiéndolo en un indeseable ‘cóctel’ de compuestos químicos, tóxicos en su mayoría.
Si el producto de PVC es blando o flexible (mangueras y tuberías flexibles, tapicerías, suelos o papeles pintados de vinilo), es porque contiene plastificantes. Los plastificantes del vinilo son los ftalatos, unos compuestos que han resultado cancerígenos en animales de laboratorio y que además son estrogénicos, esto es, pueden alterar el sistema hormonal.

Dioxinas: toxicidad comestible
Más del 90% de la exposición humana se produce a través de los alimentos, especialmente los productos cárnicos y lácteos, pescados y mariscos. La acumulación tóxica procedente de las dioxinas se aloja en el tejido graso. 
Refiriéndose a las fuentes de contaminación por dioxinas, citamos a la OMS, que señala que “las dioxinas son fundamentalmente subproductos de procesos industriales, pero también pueden producirse en procesos naturales como las erupciones volcánicas y los incendios forestales.
Las dioxinas son subproductos no deseados de numerosos procesos de fabricación tales como la fundición, el blanqueo de la pasta de papel con cloro o la fabricación de algunos herbicidas y plaguicidas. En cuanto a la liberación de dioxinas al medio ambiente, la incineración descontrolada de desechos (sólidos y hospitalarios) suele ser la causa más grave, dado que la combustión es incompleta. Existe tecnología que permite la incineración controlada de desechos con bajas emisiones”.
“Mientras en el resto de Europa se buscan soluciones para frenar la creciente contaminación por dioxinas, la sociedad española permanece ajena a este peligro, y las administraciones no solamente lo ignoran, sino que además se muestran reticentes a prohibir la fabricación de productos que contienen o crean dioxinas, rehúsan las tecnologías industriales que evitan su formación, y promueven la construcción de plantas incineradoras, que son el principal foco de emisión”, denuncian diversos organismos relacionados con la salubridad del medio ambiente en nuestro país.

Entre los efectos perniciosos, cabe destacar que las dioxinas pueden desplazarse a gran distancia desde la fuente de emisión, y que se bio-acumulan en la cadena alimentaria. Los fetos de seres humanos son muy sensibles a sus efectos tóxicos. Por si fuera poco, no existe un nivel seguro de exposición a las dioxinas (la bio-acumulación es como un efecto repetitivo). Las dioxinas producen cáncer en el ser humano. Dosis inferiores a las asociadas con cáncer ocasionan alteraciones en los sistemas inmunitario, reproductor y endocrino. Otros problemas son los trastornos del desarrollo y el neuro-desarrollo, y alteraciones de las hormonas tiroideas y esteroideas y de la función reproductiva. Los efectos sobre el desarrollo son el criterio de valoración de la toxicidad más sensible, de modo que los niños, especialmente los lactantes con el pecho materno, constituyen la población de mayor riesgo. 

Triclosan, bajo sospecha
Triclosan es una sustancia, de cuya toxicidad se sospecha, que cohabita con los humanos para ‘mejorar’ nuestra higiene personal.
Según ‘Mundo Orgánico, “muchos productos como jabón para manos, pasta dental y lavaplatos contienen una sustancia tóxica llamada Triclosan, y son frecuentemente rotulados como ‘antibacterianos’, ‘antimicrobianos’, con denominaciones de fantasía que aluden a sus propiedades higiénicas. A pesar del consejo del FDA (Food & Drug Administration, EEUU) el uso del Triclosan está permitido en muchos productos cosméticos.
Una de los peores inconvenientes del Triclosan es su persistencia  en el ambiente (COP), siendo, al igual que el BPA (Bisfenol A) un disruptor endocrino, una sustancia que interfiere con la normal segregación hormonal. Mientras ha cundido cierta alarma sobre el Bisfenol A (retirada de biberones y barnices de latas de conserva), existe un exasperante tranquilidad e inacción en el caso del ‘higiénico’ Triclosan.
Los fabricantes de productos que contienen la sustancia siempre pueden aludir a la falta de evidencias suficientes y contrastadas. Sin embargo, estudios de experimentación con animales han demostrado que el Triclosan altera su regulación hormonal. Cabría admitir, sin embargo, que los datos sobre los efectos en los animales no siempre son válidos para predecir los efectos sobre las personas. Otros estudios bacterianos han apuntado la posibilidad de que el Triclosan pudiera contribuir a arrasar todo tipo de bacterias corporales (tanto las perjudiciales como las beneficiosas), con la consiguiente disminución de las defensas; o podría hacer algunas bacterias resistentes a los antibióticos. Efectos todos ellos que, bajo la coartada de mejorar la higiene, no hacen sino comprometerla seriamente bajo un halo de glamour temporal.

Conocido por su efecto bactericida, el Triclosan se usa en jabones y productos de higiene

Otros enemigos de la salud hormonal
No es nuestra intención –además de que es imposible- agotar el tema, ni citar listas interminables de nombres casi ininteligibles, excepto para los químicos. No obstante, en nuestra pequeña check-list vamos a dejar de incluir a los siguientes: PBDE (Polibromodifeniléteres), PBB (Polibromuros de bifenilo), estireno; compuestos de uso agrícola (pesticidas, insecticidas, funguicidas). Existe sospecha de posible acción disruptiva endocrina en compuestos como el Clordano, Clordecone, Mirex, Trifenilestaño, Oxafeno, Lindano, HCB, Linurón, Acetoclor, Alaclor, Maneb, Thiram, Metam sódico, Zineb, Vinclozolina y Atrazina. Metoxicloro, piretroides sintéticos, Triazina, Kepona, Dieldrín y Dicofol. Endosulfán y HCB (hexaclorobenceno), Tributilestaño.
Incluiremos los disolventes: 1,2,4-triclorobenceno, percloroetileno, octacloroestireno. Alquilfenoles: p-nonilfenol, octilfenol, resorcinol.
Componentes de las plantas como fito-estrógenos, mico-estrógenos. Es toda una ‘orgía’ de nomenclatura quimiforme, cuyo único seguimiento es un trabajo arduo, facilitado mediante las listas actualizadas e información que publican diversos organismos (Subsport, Cleantool, Cleanersolutions, TURI, INRS, ISTAS, INSHT, etc.).
Pero no podemos demonizar la química, máxime si aceptamos el aforismo de que “todo es química”. Al mundo químico pertenece el agua, la sustancia más universal y familiar para los seres vivos. También la cerveza, y ésta contiene ciertas hormonas similares a las femeninas que propician un aumento de las glándulas mamarias en los hombres. Por tanto, el disruptor endocrino (DE) está –como ya se dijo- también en la naturaleza. El problema surge de la potenciación de estas sustancias nocivas por la mano del hombre (desarrollo de sustancias de síntesis sin criterios bio-éticos).

Relación dosis-respuesta
La respuesta no tiene una relación lineal con la dosis, existiendo diferentes combinaciones de dosis-respuesta:
-Aumento acelerado. A mayor dosis, mayor respuesta, con variación monótona y agravamiento progresivo de los efectos.
-Efectos agravados para dosis muy bajas o altas.
-Efectos agravados para dosis intermedias.
Si tenemos en cuenta el periodo de latencia, o retraso de los efectos respecto de la exposición, y los efectos de bio-acumulación en el medio o en los propios organismos, se comprende la dificultad de establecer un modelo único de acción y de establecer los valores límite. El cuadro adjunto relaciona la exposición y los efectos en función de algunas variables que influyen sobre la toxicidad.

Relación dosis-respuesta (exposición y efectos) 
de los Disruptores Endocrinos
Los disruptores endocrinos tienen características
 peculiares en su toxicidad.   Dichas características son:
·Momento de la exposición
Permite diagnosticar la gravedad del efecto y la evolución posterior. Los efectos son distintos dependiendo de la fase del desarrollo (embrión, feto, organismo perinatal o adulto).
·Efecto latente
Los efectos no se observan tras la exposición del individuo, sino en su descendencia. En las exposiciones embrionarias, las consecuencias no son evidentes hasta la edad adulta del afectado.
·Inexistencia de dosis de exposición umbral
No se observa un efecto tóxico del compuesto. Caso de darse, presenta un nivel inferior al reconocido como límite de seguridad para otros aspectos toxicológicos.
·Acción combinada de DE
En algunos casos, se produce una acción conjunta de varios disruptores endocrinos, con efectos que pueden ser sinérgicos, aditivos o antagónicos.
Efectos sobre las personas expuestas y su descendencia
·Mujeres expuestas
Cáncer de mama, endometriosis, muerte embrionaria y fetal, malformaciones en la descendencia.
·Hombres expuestos
Cáncer de testículo, cáncer de próstata, reducción del recuento espermático, reducción de calidad del esperma, disminución del nivel de testosterona, modificaciones de concentraciones de hormonas tiroideas.
·Hijas de personas expuestas
Pubertad precoz, cáncer vaginal, mayor incidencia de cánceres, deformaciones en órganos reproductores, problemas en el desarrollo del sistema nervioso central, bajo peso de nacimiento, hiperactividad, problemas de aprendizaje, disminución del coeficiente de inteligencia y de la comprensión lectora.
·Hijos de personas expuestas:
Criptorquidia o no descenso testicular, hipospadias, reducción de la densidad espermática, disminución del nivel de testosterona, problemas en el desarrollo del sistema nervioso central, bajo peso de nacimiento, hiperactividad, problemas de aprendizaje, disminución del coeficiente de inteligencia y de la comprensión lectora. (Fuente: ISTAS).

Lechuga, pepino y tomate: ¿dieta saludable?
El recurso a la dieta vegetariana –¿y saludable?- puede provocar inesperadas sorpresas. Lechugas, tomates y pepinos son los alimentos con mayor índice de contaminación por disruptores endocrinos en el mercado europeo, según un informe de la organización no gubernamental PAN Europe (Pesticide Action Network), divulgado en julio de 2012, del que se hacía eco el diario ABC. El estudio cita hasta 30 tipos de químicos tóxicos (DE), presentes en los fitosanitarios y pesticidas, que perturban el sistema endocrino. La investigación de PAN ha utilizado los datos de la autoridad alimentaria europea (EFSA), concluyendo que “los consumidores europeos están potencialmente expuestos a residuos de pesticidas de conocido riesgo para la salud”.
El informe obra en poder de las autoridades comunitarias para su discusión en Bruselas a propósito de la legislación sobre pesticidas que deberá estar lista el próximo año. PAN denuncia el “vacío” en la regulación vigente sobre pesticidas, sin un criterio oficial para el concepto de disruptor endocrino (DE), y que infravalora el efecto de esos químicos en dosis bajas.

For ever young... si se puede
La eterna juventud (materia de tantos temas musicales) se ha buscado mediante cremas y afeites. Es obvio que algunas sustancias cosméticas (‘milagrosas’) actuales pueden ofrecer mucho más de lo que prometen: juventud para hoy, y decrepitud –cuando no enfermedad- para mañana.
La AEET (Asociación Española de Ecología Terrestre) advierte que “los compuestos químicos que son disruptores endocrinos cohabitan con los humanos, encontrándose presentes en ciertos productos de uso cotidiano: en el revestimiento de las latas de conserva (Brotons et alt, 1995; Kang et alt, 2003); el plástico con el que están fabricados los biberones (Brede  et alt., 2003); el espermicida que llevan incorporados los preservativos (Sonnenschein y Soto 1998); los selladores y blanqueadores dentales (Olea et alt, 1996, Pulgar et alt, 2000); algunos materiales de uso sanitario; detergentes industriales (Rudel et alt, 2003); filtros solares (Schlumpf  et alt, 2001, 2004); cosméticos varios (Hoppin et alt., 2003), y pesticidas (Sonnenschein y Soto 1998). La lista es interminable lo que hace pensar que la exposición humana es masiva y universal”.
Sin duda, la eterna juventud, ese deseo tan humano, puede truncarse y convertirse en pesadilla por efecto de un DE. La prudencia, información y uso responsable deben ser los mecanismos reguladores y preventivos.

® Manuel Domene Cintas

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Para Solvay, la prevención no es una cuestión de costes, primando la completa protección de las personas

Cada trabajador recibe, como promedio, 10 horas de formación
de seguridad a lo largo del año

(PL 73) VANGUARDIA de la PROTECCIÓN. VGN-Solvay.doc. Manuel Domene. Palabras: 3.879




“Creo que éste es ahora el camino: simplificar integrar, racionalizar e incorporar la Prevención en nuestro día a día logrando que nuestros comportamientos incorporen como un acto habitual la prevención. Así mantendremos unas condiciones seguras más allá del cumplimiento legal”. Esta idea condensa el posicionamiento de J. A. Gascón (Servicio de Prevención de Solvay) en materia de prevención de riesgos laborales. Gascón elogia el trabajo de los sindicatos, que “ya no sólo controlan las obligaciones del empresario, sino que también se esfuerzan en explicar que todos tenemos derechos pero también obligaciones”.

Nuestro interlocutor, J. A. Gascón, es Licenciado en Ciencias Químicas y Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales en las especialidades de Seguridad, Higiene y Ergonomía, y Psicosociología. Lleva 25 años formando parte de Solvay. Empezó como ingeniero de producción y responsable de prevención de riesgos laborales en otra planta del Grupo Solvay en Tarragona. Actualmente -desde el año 2008- es el responsable del Servicio Prevención Propio de Solvay Martorell.

Riesgo típico de la actividad / mapa de riesgos
Solvay es una empresa de producción del sector químico y, como tal, los riesgos más habituales en su actividad son los derivados de la manipulación y la exposición de productos químicos. Al ser una actividad industrial, también están presentes otros tipos de riesgos genéricos, como los trabajos en altura, la entrada a espacios confinados o el trabajo en zonas clasificadas como de riesgo de incendio y explosión. Todos y cada uno de los trabajos que se desarrollan en el complejo y que están sujetos a riesgos, están evaluados y sometidos a las medidas de prevención adecuadas a cada caso.
Preguntado sobre los mapas de riesgos, nuestro interlocutor responde que “nuestros mapas están centrados en dos riegos específicos: ruido e iluminación (cuestiones ergonómicas) y peligro de incendio y de explosión. Nos sirve para señalizar e informar a los trabajadores de las zonas concretas de la planta donde deben protegerse de algunos riesgos concretos. Además, todos los trabajadores reciben formación de manera continua sobre las medidas de protección necesarias cuando entran en estas zonas específicas de la planta”.

Evaluación de riesgos / Auditoría del SGPRL
Solvay Martorell ha desarrollado una metodología propia de evaluación de riesgos basada y adaptada a partir de la propuesta de las entidades oficiales, como son la Generalitat de Catalunya y el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo (INSHT). Esta metodología se complementa con herramientas específicas del Grupo Solvay en referencia a los riesgos de exposición a agentes químicos y a otros riesgos ergonómicos habituales en la planta. Esta combinación asegura el cumplimiento de las normativas locales y, a le vez, de las internacionales. Por otro lado, la herramienta utilizada en Solvay facilita la visualización y la presentación de los datos, facilitando la interpretación de los resultados de la evaluación.
Con la entrada en vigor de la ley de prevención riesgos laborales se llevó a cabo la evaluación de todos los puestos de trabajo. Estas evaluaciones se mantienen debidamente actualizadas al aplicar el procedimiento interno de revisión donde se establece la periodicidad máxima de vigencia de una evaluación.
El Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos Laborales (SGPRL) está basado en la especificación OHSAS 18001, que es certificado anualmente mediante una entidad acreditada; es decir, lo hace una entidad externa, además de ser examinado por las auditorías internas correspondientes.

Evaluación de riesgos, punto de partida de la prevención
“Desde la entrada en vigor de ley de prevención de riesgos laborales, las empresas se han ido preparando y han formado al personal para llevar a cabo las auditoría con éxito,  sin que exista problema alguno. Por otro lado, las administraciones y las agrupaciones empresariales se han esforzando en divulgar suficiente metodología para llevar a cabo estas tareas”, argumenta Gascón.

El conocimiento del riesgo y los procedimientos de trabajo han sido claves
para reducir la siniestralidad
“Las empresas como Solvay,  donde la seguridad es una prioridad en el centro de nuestra estrategia, ya están dotadas de las competencias necesarias tanto técnicas como humanas para poder realizar correctamente la evaluación de riesgos. Sin embargo, sí que hay que reconocer que, como pasa con cualquier normativa nueva, inmediatamente después de la entrada en vigor de la ley, hubo ciertos problemas de entendimiento (en buena parte por la falta de personal debidamente formado) y de aplicación de las evaluaciones, aspectos que, a lo largo de los años, se han ido corrigiendo. En 17 años toda la problemática se ha superado”.

Plan de Prevención e índices de siniestralidad
Solvay diseñó su plan de prevención, que se revisa periódicamente en función de los resultados en seguridad obtenidos en el centro. El seguimiento que se hace de los indicadores “muestra –dice J. A. Gascón- la necesidad de adaptarlo para conseguir acercarnos a los resultados más satisfactorios en este campo: la meta es no tener ningún accidente ni enfermedad profesional.
·Índices de siniestralidad (frecuencia-gravedad)
“Tenemos cero accidentes de personal propio con pérdida de tiempo de trabajo desde mediados de junio de 2010. En cuanto a los accidentes con tratamiento médico – pero que no suponen pérdida de jornada de trabajo- también tenemos cero accidentes desde julio del 2011. Además de estos resultados, se introdujo hace 4 años el seguimiento de un índice de frecuencia sobre lo que nosotros denominamos “accidentes de primera cura” (que no requieren tratamiento médico adicional) para poder evaluar la eficacia de nuestros sistemas de gestión de riesgos. A lo largo de estos años, también se ha conseguido reducir a una tercera parte el índice de frecuencia”, declara el responsable de prevención.
Al valorar dichos índices Gascón señala que “nuestros resultados muestran una evolución muy satisfactoria y una correcta eficacia del plan de prevención. Una de las medidas que, en nuestra opinión, nos está dando buenos resultados es la aplicación del denominado ‘plan de mejora de comportamientos’, diseñado por Solvay en su búsqueda continua de procedimientos de mejora de la seguridad de todos sus empleados”.
El plan de mejora de comportamientos cuenta con observadores formados en todos los departamentos –además del personal propio del servicio de prevención-   que observan el trabajo de las personas en la planta. Cuando detectan un comportamiento de riesgo, se acercan a estas personas y, a través del  diálogo, potencian los comportamientos adecuados y muestran la mejora que se puede adoptar para evitar el riesgo.

Medidas de protección colectivas / Manual de prevención
Solvay aplica medidas organizativas en la planificación y la preparación de los trabajos para una evaluación previa de los riesgos. También cuenta con un plan de emergencia interior (o plan de autoprotección) y efectúa los simulacros correspondientes. Anualmente, se hacen 12 simulacros parciales y 2 generales, que están absolutamente integrados en la rutina laboral de las plantas.
El centro de Martorell cuenta con instalaciones de detección de gases (fijas y portátiles) y, en el caso del Laboratorio, sistemas de ventilación y extracción de aire, así como cabinas para realizar ensayos y evitar la exposición a determinados productos.
También cabe mencionar la formación continua en seguridad, que es de carácter absolutamente obligatorio para todos los trabajadores (formados como mínimo 1 vez al año).  Así, en el último año se han impartido unas 3.800 horas de formación en seguridad, sobre temas muy variados, como asistencia sanitaria, tareas críticas, fichas de seguridad, actuación en caso de incendios, ergonomía, manejo de materiales y cargas, etc. Esta formación dedicada exclusivamente al área de seguridad, supone una media de 10 horas por persona y año.
·Manual de Prevención
Solvay dispone de un Manual Operativo para la prevención de riesgos laborales, que se entrega a cada trabajador, y también tiene un acceso directo desde la página inicial de la intranet. Este Manual, que ha sido elaborado por la empresa, recoge todas las contribuciones propuestas por los Delegados de Prevención, de manera que es un documento muy completo y muy valorado por todo el personal. Existe una versión abreviada del Manual, que se entrega a los contratistas que desarrollan cualquier actividad en el centro. El Manual constituye la base para la formación básica de seguridad, que es presencial y se imparte cuando entra a trabajar cualquier empleado (propio o externo).

Equipo de protección individual (EPI)
Los EPI de dotación básica son el casco, las gafas (existen dos tipos, frente a riesgo de proyecciones mecánicas o químicas), los zapatos de seguridad y los guantes. El vestuario también viene determinado por los riesgos que afronta cada tabajador. Es ignífugo, antiestático y ofrece protección frente a proyecciones químicas. Los trabajadores disponen de una tabla informativa para consultar, entre el resto de EPI disponibles, los que son más adecuados para cada tarea, en función de los riesgos que hay que evitar.
Además, en distintas zonas de la planta (en función del mapa de riesgos), hay distintos EPI para uso específico en las zonas señalizadas, como por ejemplo los dispensadores de tapones para proteger de la exposición al ruido.

Cada puesto de trabajo tiene EPIS específicos
Organización de la seguridad
A este respecto, J. A. Gascón dice que “tenemos un Servicio de Prevención Mancomunado (SPM), que dispone de los recursos personales y materiales necesarios para poder desarrollar la seguridad laboral preventiva para todas las empresas del Grupo Solvay ubicadas en el mismo centro”.
“Hay un comité de Seguridad y Salud –prosigue- con el que la empresa se reúne periódicamente para el seguimiento de los temas preventivos (estas reuniones se planifican y organizan trimestralmente). En este comité, participan los 4 delegados de prevención nombrados por los representantes de los trabajadores y, a su vez, 4 delegados más de sector, que refuerzan la tarea de los de prevención, cubriendo aquellos lugares donde los primeros no están habitualmente presentes. Todos estos delegados recogen las opiniones de los trabajadores y las transmiten al servicio de prevención directamente o bien en las reuniones del comité”.
“Cabe destacar que, una vez más, vamos más allá de lo establecido en la Ley en materia de seguridad, al haber creado la figura de los 4 delegados de sector, que refuerzan a los Delegados de Prevención”, subraya Gascón.
·Personal de seguridad
Solvay cuenta con 21 personas dedicadas a desarrollar las funciones de nivel superior (3 técnicos superiores en prevención de riesgos), nivel intermedio y nivel básico. Todos ellos reciben formación continua, dentro y fuera de la empresa.
·Presupuesto de protección laboral
No existe un presupuesto definido y concreto porque los costes del servicio de prevención están incluidos en los del servicio de seguridad y, a su vez, repartidos entre las diferentes unidades y servicios.  “Para  nosotros la prevención en seguridad no es una cuestión de costes: se gasta todo lo que sea necesario en cada momento para asegurar una completa protección de las personas e instalaciones”, afirma Gascón.
·Mantenimiento preventivo
Sobre este particular, J. A. Gascón manifiesta que “en nuestro servicio estamos reconocidos por la administración autonómica responsable del área industrial como mantenedores de nuestras instalaciones contra incendios (red contra incendios, bombas, instalaciones fijas de extinción…), de los extintores y de otros equipos de seguridad, como los equipos autónomos de respiración. Además, efectuamos el mantenimiento y la higienización de los equipos de protección respiratoria utilizados tanto en labores de proceso como de mantenimiento. Todas las actividades de mantenimiento de estas instalaciones y equipos quedan debidamente registradas y son auditables dentro de nuestro sistema de gestión de seguridad”.

Los simulacros forman parte de las actividades preventivas regulares de Solvay
Política de seguridad
La seguridad está integrada en la política de Desarrollo Sostenible del grupo, que es uno de sus pilares básicos y que está incluida en su estrategia como empresa. Solvay tiene expertos perfectamente formados en diversas áreas relacionadas con la seguridad: procesos, auditorías, evaluaciones, transporte, cultura, comportamientos, etc.
“La Política de Seguridad, establecida ya en 1992, se basa en 6 principios básicos: actuar en seguridad es una obligación de todos los empleados de la compañía;  nos comprometemos a aplicar rigurosamente todas las leyes y normas relacionadas con la Seguridad; nos ocupamos de la Seguridad en todo el ciclo de vida de nuestros productos y servicios; gestionamos nuestras plantas evitando al máximo el riesgo para nuestros empleados y para las comunidades vecinas; animamos a nuestros proveedores, contratistas y clientes a seguir políticas similares en materia de Seguridad; estamos comprometidos a mejorar en continuo nuestra seguridad, así como a mantener un diálogo constructivo sobre el tema con todos nuestros stake-holders (accionistas)”, cita Gascón.
En cada planta existe un documento de compromiso básico del sistema de gestión por el cual la dirección garantiza el cumplimiento de la legislación de prevención de riesgos, se compromete a mejorar continuamente las condiciones de trabajo, a eliminar y reducir los riesgos que puedan provocar accidentes o daños a la salud y a aportar los medios necesarios para desarrollar y cumplir con esta política. Y todo ello, garantizando la información y participación de los trabajadores y sus representantes.
·¿Prevención de accidentes, o salud ocupacional?
Solvay tiene la vista puesta en conseguir un cambio cultural que incorpore realmente la seguridad en el desarrollo de la actividad diaria. El medio es la percepción de los riesgos presentes en el entorno laboral donde se desarrolla la actividad. La seguridad debe formar parte del día a día y no ser contemplada como una responsabilidad única del servicio de prevención.

Entrevista:
J. A. Gascón, responsable del Servicio Prevención Propio de Solvay Martorell:

“La ley de Prevención de Riesgos Laborales ha impulsado
la participación de los trabajadores en la seguridad”


J. A Gascón considera necesario mejorar la percepción del riesgo para cambiar
los comportamientos inseguros
En opinión de este químico, con formación complementaria de técnico superior de prevención, la Ley supuso “una gran carga burocrática, la necesidad de “papeles para todo”. Entre los aspectos positivos destaca “la integración de la prevención en todas las actividades de la planta”.

-¿Qué opina de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales?
-J. A. Gascón. Hasta la publicación de la LPRL se puede considerar que la cultura de seguridad que tenía la mayoría de las empresas españolas era la reactiva, es decir, corregir la causa de los accidentes una vez ocurridos. El gran salto dado con la aparición de esta ley fue el de empezar a actuar de forma proactiva y preventiva, para evitar que ocurrieran accidentes eliminando sus causas potenciales. En este sentido, la ley fue un gran avance, aunque su aplicación no estuvo exenta de dificultades (teniendo en cuenta que el concepto preventivo todavía en muchos casos no está del todo incorporado en la cultura de seguridad de las empresas).
Actualmente, en general, creo que se ha conseguido incorporar la prevención a la gestión burocrático-administrativa y a la incorporación de la aplicación de los requisitos legales. Aun así, falta el paso de incorporar la prevención como una actividad más del trabajo diario, que no cueste esfuerzo pensar en la seguridad y se perciba el riesgo de la actividad de manera que se pueda prevenir aplicando las herramientas legislativas y no legislativas de que se dispone. Cambiar poco a poco la cultura de seguridad.
   
-¿Qué destacaría de la misma? ¿Les ha ayudado en algo?
-J. A. G. Dos cosas. En primer lugar, la necesidad de contar con una estructura organizativa que aporte recursos necesarios para analizar las condiciones de seguridad y establecer la prevención -bien sea dentro de la propia organización o de forma externa, y de una forma reglamentada, con establecimiento de requisitos formativos para desempeñar esta labor. En segundo lugar, el impulso de la participación de los trabajadores de forma práctica, que estaba ya contemplado en el estatuto de los trabajadores.

-¿Cómo afectó a su empresa la reforma del marco normativo de la LPRL (Ley 54/2003)?
-J. A. G. Después de la entrada en vigor de la LPRL, nuestra organización ya se fue adaptando a lo allí contemplado, eligiendo un sistema de gestión adecuado para tratar los temas relacionados con la seguridad y salud de los trabajadores.
A partir de la citada reforma, y con el nuevo modelo de gestión, se puede decir que comenzó la integración de la seguridad y de la prevención en la línea operativa, dado que esta reforma sí que supone una mayor presencia de recursos a pie de obra y de coordinación entre los distintos actores presentes.  

-¿Ha chocado la aplicación práctica de la Ley (L.P.R.L) con la burocracia o la organización interna de la empresa?
-J. A. G. No hay duda de que la necesidad de evidenciar los requisitos de cumplimiento de la ley suponen una gran carga burocrática: es la necesidad de “papeles para todo”. La implantación de un sistema de gestión ayuda a poner orden entre todas las necesidades surgidas a raíz de la LPRL y de toda la normativa vigente y posterior. La integración de los sistemas de gestión de calidad y medioambiente con la prevención debería conducir a una racionalización práctica de las necesidades. Creo que éste es ahora el camino: simplificar integrar, racionalizar e incorporar la Prevención en nuestro día a día logrando que nuestros comportamientos incorporen como un acto habitual la prevención. Así mantendremos unas condiciones seguras más allá del cumplimiento legal.

-¿Qué papel desempeñan los sindicatos representados en la empresa en materia de seguridad? ¿Cómo valoran su actuación con respecto a la promoción de la Ley?
-J. A. G. Los sindicatos tienen un papel importantísimo, no sólo en la promoción de la ley (algo que ya vienen haciendo), sino también en el cambio de la cultura de seguridad entre los empleados. Creo que todavía queda mucho camino por recorrer pero, al menos en los casos que yo conozco, el relevo generacional está propiciando también un cambio en el entendimiento del papel que les toca desempeñar a los representantes sindicales de los trabajadores. Pienso que éstos ya no sólo controlan las obligaciones del empresario, sino que también se esfuerzan en explicar que todos tenemos derechos pero también obligaciones, que algunos riesgos son inherentes a las propias actividades y, que si logramos entre todos difundir la cultura preventiva, mejoraremos, disminuiremos y controlaremos esos riesgos. Las acciones correctivas serán más eficaces y la percepción del riesgo hará que mejore el comportamiento inseguro en el camino a la meta de cero accidentes.  

-¿Qué actuaciones desarrollan -o irán desarrollando- las Mutuas en el marco de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales?
-J. A. G. En mi opinión, la segregación de la parte de prevención, que antes desempeñaban los técnicos especialistas de seguridad e higiene dentro de las Mutuas y su paso a los servicios de prevención ajenos, ha privado de una actividad de asesoramiento a las empresas. Este asesoramiento era muy útil y ahora podría complementar el trabajo de los técnicos de los servicios de prevención propios o mancomunados, como es nuestro caso. Podría abrirse de nuevo una línea de colaboración entre las empresas mutualistas y los expertos de las Mutuas, y mejorar el intercambio de experiencias y buenas prácticas.   

-¿Qué le parece la labor que desarrolla la Inspección de Trabajo?
-J. A. G. Manteniendo su actuación fiscalizadora, necesaria, debería evolucionar hacia un modelo más proactivo en prevención. Quizás esa labor corresponde más a las entidades de certificación de los sistemas de gestión y verificación del cumplimiento legal. Pero esta última parte debería desarrollarse, y que la Inspección de Trabajo actuase en parte como órgano asesor -directamente o por intermedio de organismos de inspección y control- en la verificación de los requisitos legales.

-Háganos un balance de la seguridad laboral, en términos generales, desde que entrara en vigor la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
-J. A. G. Nuestro sector, por la propia naturaleza de los procesos que se llevan a cabo, viene teniendo unos aceptables resultados de seguridad ocupacional. Los avances en el campo de la exposición a riesgos higiénicos son evidentes. Una consecuencia muy importante es la mejora de las condiciones de trabajo, sin distinción de proveniencia de los trabajadores. A partir de ahora, entiendo que se deberían ir incorporando los conceptos preventivos en la formación básica: educar, crear cultura preventiva desde los inicios educativos. Hoy, a ningún niño le extraña tener que usar cinturón de seguridad en el coche o, incluso, en los autobuses escolares, o llevar casco para ir en bicicleta... pero hay mucha labor educativa por realizar en este campo.   

-¿Cómo ve la protección laboral en el sector al que pertenece su empresa?
-J. A. G. Nuestro sector tiene unos buenos resultados en seguridad ocupacional, pero no ha alcanzado y mantenido la meta de cero accidentes. Se progresa y avanza en otras especialidades, pero en el campo de la organización del trabajo y de los factores de riesgo psicosociales hay todavía camino por recorrer.  

-¿Qué nota sacamos los españoles en cultura de la prevención dentro del ámbito laboral?
-J. A. G. En nuestro sector, creo sinceramente que la nota es notable; evidentemente no puedo decir lo mismo de otras actividades. Debemos trabajar para desterrar del pensamiento hispano la respuesta de “aquí no pasa nada”, “sólo es un momento”, “no me he dado cuenta” o “esto siempre se ha hecho así”. En definitiva, tenemos que desterrar el comportamiento de riesgo, que parece formar parte de nuestra cultura, modificarlo y  avanzar en la prevención. Cuando se entiende que usar casco al conducir una moto no es para evitar la sanción, sino para rebajar las consecuencias de un accidente, es cuando empieza a funcionar la cultura preventiva.

-¿Diría usted que la seguridad y la protección son partes del proceso productivo en sí mismo?
-J. A. G. A mi modo de ver sí. Tengo que matizar que para mí el concepto seguridad es muy amplio, y la protección es una parte de la misma. La seguridad abarca todo el proceso: desde el diseño, la planificación, la construcción, la organización, los procedimientos de trabajo, etc. Con todo esto obtendremos un entorno seguro, al desarrollar un proceso en el que se han identificado y evaluado los riesgos, se ha corregido lo corregible y, finalmente, se ha previsto la protección necesaria.
  
-¿Se llega a ver en algunos casos la protección como un obstáculo?
-J. A. G. Todos los elementos de protección individual son de por sí un obstáculo, porque son aditamentos que no usamos habitualmente y los tenemos como un molestia. Por ello, es importante la participación del usuario final en la selección del “menos molesto” entre los que son adecuados y han sido seleccionados por los expertos para protegernos del peligro identificado y no eliminado. Así se facilita la aceptación del uso. En este proceso, se debe explicar el porqué de la protección y qué características tiene, cómo se usa y qué eficacia se logra con la protección.

© Manuel Domene Cintas