“En momentos de crisis prima lo urgente sobre lo importante. Las empresas se olvidan de conceptos como la RSC o el equilibrio vida laboral/vida personal. Piensan en la rentabilidad. Para ello exigen mayor productividad a sus plantillas. La urgencia les hace decantarse por la reducción de personal, la bajada de sueldos (…) Se trata de reducir costes. Así al dividir la producción por el número de productores se hace más eficiente la empresa; teóricamente se aumenta su productividad. Sin embargo, con estas medidas los empleados pierden la moral y se alejan del proyecto de empresa”. En tales términos se manifiesta el IESE en la introducción de su reciente estudio “Productividad y Empresa Saludable”. Creemos justificado el uso aquí del tópico “lo podrían haber dicho más alto, pero no más claro”. Por seguir con expresiones coloquiales, diremos que las reducciones de plantillas son ‘pan para hoy y hambre para mañana’ y, a la postre, el empobrecimiento de la empresa, o cosas peores, como su desaparición.
La rentabilidad de las empresas que promueven la salud es cuantificable, pero como el concepto salud-productividad es axioma, no es necesaria su demostración
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