Aunque el género humano ha evolucionado de forma imparable a lo largo de su existencia, aún conservamos unos rasgos primarios. Según la pirámide de Maslow, que jerarquiza las prioridades de nuestra especie, en la base se encuentran las necesidades fisiológicas elementales, como la propia supervivencia. La amígdala, en nuestro cerebro, a modo de memoria RAM de ordenador, es la encargada de mantener estos instintos básicos.
Sin duda, en la homeóstasis psicológica (equilibrio y bienestar) del individuo, la risa es un curioso mecanismo, que trabaja en pro de nuestra propia supervivencia. De ahí que reír –lejos de lo que pudiera parecer a priori- es algo muy serio, además de tan necesario como el aire que respiramos: reír es sobrevivir. La falta de risa puede considerarse en sí misma un drama, la carencia de una vacuna contra la depresión, etc.
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