Organismos solventes informan de un crecimiento
sostenido en el consumo de sustancias dopantes, por razones no médicas, como potenciadores
de la capacidad mental. El hábito se expande y normaliza entre estudiantes y
ciertos grupos de trabajadores. En el contexto de una sociedad y entorno
laboral más competitivos se prevé que el uso de estas ayudas químicas va a seguir creciendo, mientras sus efectos a largo plazo continúan siendo desconocidos.
‘Inteligencia química’ (nootrópicos)
Por ser drogas cognitivas (se supone que mejorarían el metabolismo mental), reciben el nombre de nootrópicos (del griego nóos, que significa mente o intelecto. Nada que ver con un supuesto instituto impulsado por un ex miembro de la familia real española). Fue el psicólogo y químico rumano, Corneliu E. Giurgea, que sintetizó el Piracetam en 1964, quien acuñó también el término de nootrópico.
No es fácil componer un mapa de los dopantes cognitivos / potenciadores mentales. En cualquier caso, existen tres drogas farmacológicas principales que se emplean en el dopaje intelectual.
La apariencia de seguridad obteniendo las drogas por Internet es frecuentemente una ficción que sólo consigue evitar el estigma del sórdido trapicheo callejero de sustancias
-Anfetaminas-estimulantes usados para el
tratamiento del Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención (SHDA) o la
narcolepsia (trastorno relacionado con el sueño). Aumentan los niveles de
dopamina, mejorando la atención (especialmente en el estudio) o provoca
sentimientos eufóricos.
-Metilfenidato. Es un estimulante
del sistema nervioso central empleado en el tratamiento del SHDA y la
narcolepsia. Aumenta los niveles de los neutrotransmisores dopamina y
neropinefrina.
-Modafinil /
Armodafinil. Es otro estimulante del sistema nervioso central que potencia el estado
de alerta. Se desconoce su mecanismo preciso de acción sobre el cerebro, aunque
existe constancia de su interacción con neurotransmisores como la dopamina y la
norepinefrina.
También son consumidas como mejoradores del rendimiento en el trabajo
otras sustancias variadas:
-Drogas contra la
demencia. Son conocidas generalmente como potenciadores cognitivos. Se ha
especulado mucho sobre el potencial efecto cognitivo del Donepezil (Aricept),
aunque el análisis sobre poblaciones sanas sugiere que no hay fundamento para
tal suposición.
-Ampakinas. Tipo de
compuestos que supuestamente sirven para mejorar la capacidad de concentración
y el estado de alerta, lo que facilita el aprendizaje y la memoria (Lynch,
2004). Han sido investigados por el Ejército de Estados Unidos y se encuentran
bajo investigación para uso médico. Algunas variantes tienen la consideración
de sustancias nootrópicas.
-Inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina. Está sometido a debate su potencial efecto
sobre el rendimiento laboral. La serotonina es un neurotransmisor responsable
de los impulsos nerviosos, el humor, el placer y la capacidad para manejar el
estrés. Ciertos medios entienden que esta clase de fármacos puede equilibrar
las emociones y combatir la depresión.
-Melatonina de síntesis. Tomada como un suplemento para combatir el
insomnio y restaurar los patrones del sueño saludable, especialmente asociados a combatir el
‘jetlag’ o largas horas de trabajo.
‘Bajonazo’ y
efectos secundarios
Las drogas cognitivas proporcionan un estímulo al sistema nervioso central. En general, pueden inducir un
cierto grado de estado de alerta o la
capacidad de concentración en una tarea, cuyos efectos y duración
dependerán de la dosis y el periodo de tratamiento-consumo, aunque dichos
parámetros siempre están sujetos a las diferencias individuales del consumidor.
Dado que el consumo de las sustancias susceptibles de mejorar el
rendimiento escapa mayoritariamente a la prescripción y el consejo médico, las
dosis están fuera también de cualquier supervisión. La tolerancia individual a las drogas crece habitualmente con el
tiempo, lo que constituye un problema
para los trabajadores que van aumentando sus dosis y, así, las
posibilidades de efectos secundarios
adversos y cronificación de la conducta adictiva. Ello sin citar el ‘bajonazo’ (cuando no síndrome de abstinencia) que puede
provocar dejar de consumirlas.
Aunque las drogas para aumentar el rendimiento concentran sus efectos en
el área cognitiva, también tienen efectos
físicos y emocionales que no deben menospreciarse: problemas cardiacos, reacciones
dérmicas, eventos cardiacos, presión arterial elevada y arritmias, desórdenes
psicóticos, etc.
Además, en el ámbito laboral, las sustancias dopantes podrían llegar a
percibirse como la ‘solución’ a
problemas organizativos o de gestión dentro de la organización, convirtiéndose
en una alternativa a las medidas preventivas. Algo de todo punto descabellado.
Siempre me pregunto ¿Cuál es el mejor suplemento para el cerebro? y la verdad es que he hallado en los nootropicos el mejor producto para aumentar mi concentración y desempeño académico. Yo no lo consumo a diario sino exclusivamente cuando debo estudiar
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