Aunque exhibimos una ignorancia interesada ante todo lo que representa la muerte, justo es tener presentes los riesgos laborales del sector funerario. La
actividad mueve algo más de 1.500 millones de euros anuales con unas 1.400
empresas, casi 18.000 cementerios y una plantilla en torno a los 11.300
trabajadores.
Riesgo biológico
“En las múltiples tareas
del servicio funerario, el contacto con los cadáveres puede producirse durante
el traslado de los fallecidos, así
como durante su almacenamiento, lavado,
embalsamamiento o preparación; aunque en principio son pocos los agentes biológicos que pueden presentar
un riesgo de infección, dichos
agentes representan un riesgo que puede ser importante”, cita la NTP 858 del INSHT.
La exposición se
produce por contacto directo a
través de la piel dañada, por salpicaduras, principalmente a membranas mucosas,
por vía parenteral (inoculación,
sobre todo en operaciones de tanatopraxia) o por vía respiratoria, por la inhalación de bio-aerosoles (partículas
aero-dispersas sólidas o líquidas). El riesgo biológico más importante de los
embalsamadores son las patologías infecciosas graves por pinchazos con aguja de sutura o con los tubos de inyección y
aspiración, así como por contacto con los fluidos biológicos.
Las infecciones
son debidas principalmente a dos bacterias:
Staphylococcus Aureus, resistente a meticilina (MRSA) y Streptococcus pyogenes
(grupo A). El MRSA es un reconocido patógeno nosocomial (infección
hospitalaria) Por su parte, el Streptococcus puede sobrevivir en cadáveres de
víctimas de enfermedades invasivas, presentando un importante riesgo de
infección para los trabajadores que los manipulan. El cuadro adjunto sintetiza
las principales enfermedades, el agente causal y la vía de transmisión.
VÍA DE
TRANSMISIÓN
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ENFERMEDAD
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AGENTE CAUSANTE
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Principales
enfermedades infecciosas
que pueden
contraer los trabajadores funerarios
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VÍA DE
TRANSMISIÓN
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ENFERMEDAD
|
AGENTE CAUSANTE
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Contacto directo con la piel
o con objetos contaminados
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Infección invasiva
por estreptocos grupo A
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Streptococcus pyogenes (Grupo A)
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MRSA
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Vía mano-boca por contacto con materia fecal u objetos contaminados
con ella
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Fiebre tifoidea
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Salmonella typhi
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Hepatitis A
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Virus hepatitis A (VHA)
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Otras
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Salmonella no typhi
Shigella dysenteryae
Cryptosporidium
Helicobacter pylori
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Vía respiratoria, a través de bioaerosoles
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Tuberculosis
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Mycobacterium tuberculosis
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Virus SARS (Coronavirus)
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Virus SARS (Coronavirus)
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Meningitis
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Neisseria meningitidis
Haemophilus influenzae
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Difteria
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Corynebacterium diphtheriae
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Contacto con sangre u otros fluidos biológicos, a través de la piel o
mucosas (pinchazos, cortes o piel dañada, salpicaduras
de sangre u otros fluidos biológicos a ojos, nariz
o boca)
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Hepatitis B
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Virus hepatitis B (VHB)
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Hepatitis C
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Virus hepatitis C (VHC)
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Síndrome
de inmunodeficiencia
adquirida
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Virus
de la Inmunodeficiencia Humana (VIH)
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Contacto con sangre
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Fiebre hemorrágica viral
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Virus de Ébola y Marburg. Virus de la fiebre de Lassa
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Pinchazos, cortes o salpicaduras a membranas mucosas.
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Enfermedad
de Creutzfeld-Jakob
o encefalopatías espongiformes transmisibles
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Priones
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La exposición se produce por contacto directo a través de la piel dañada, por salpicaduras, principalmente a membranas mucosas, por vía parenteral o por vía respiratoria
Medidas higiénicas y
EPIs
Son normas higiénicas
básicas no comer, beber o fumar en las zonas de trabajo. Evitar tocarse los
ojos, nariz o boca con los dedos, y lavarse las manos antes de comer o fumar. Además,
los trabajadores deben contar con ropa y
calzado de trabajo adecuados. Asimismo, las instalaciones estarán provistas
con zonas de aseo apropiadas, adecuadas
al uso de los trabajadores. Se contará también con lugares para guardar de
forma separada la ropa de trabajo de la ropa u otras prendas personales. Al
salir de la zona de trabajo, el trabajador deberá quitarse la ropa de trabajo y
los equipos de protección individual (EPI) que puedan estar contaminados por
agentes biológicos. En consecuencia, las instalaciones
habrán de disponer también de lugares adecuados para guardar los equipos de protección y verificar que
éstos se limpian y se mantienen de forma adecuada.
La elección de los equipos de protección individual (EPI) a
emplear en cada operación depende de la naturaleza del riesgo. En general, si
existe riesgo de salpicaduras de sangre o de fluidos biológicos a membranas
mucosas como nariz, boca u ojos, se recomienda emplear pantallas faciales, gafas, mascarillas resistentes a salpicaduras,
guantes resistentes a los microorganismos y, cuando sea necesario, resistentes
también a los cortes.
Del mismo modo, en las operaciones en que se puedan generar
bio-aerosoles se deben emplear, como mínimo, mascarillas auto-filtrantes del tipo intermedio (FFP2). En las
operaciones de tanatopraxia (mejorar el aspecto de los fallecidos) se utilizará
cuando sea preciso delantal de plástico.
Es recomendable cambiarse de ropa antes de entrar en la zona de
embalsamamiento. Además, como mínimo, se dispondrá de guantes, protección respiratoria, ropa de uso exclusivo y medios para
la desinfección de los mismos.
Otras medidas complementarias son: empleo de recipientes
herméticos para el formaldehido, reducción al mínimo de los niveles de
exposición (excesivamente altos, según estudios), y control médico del personal expuesto.
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