La ficción de iron-man
se sale del celuloide y empieza a cobrar cuerpo en diferentes escenarios laborales donde el empleo de
la fuerza es un requisito, pero también una fuente
de lesiones que afectan al sistema musculo-esquelético y pueden
desencadenar dolencias invalidantes. Los exoesqueletos
–esas ortesis que se acoplan como un andamiaje al cuerpo humano y sus
extremidades- mejoran día a día.
Prueba de ello es la propia evolución de
su nomenclatura: ahora son comunes términos como traje biónico, exo-traje, robot portátil (wearable).
Lo que permanece
inmutable es la idea de proporcionar
ayuda mecánica al cuerpo. Ya sabemos que lesionados de diversa índole, personas con disfunciones motoras o
distrofia muscular se levantan, andan e interactúan en su entorno, pero este
texto no pondrá el foco en la rehabilitación
clínica de personas discapacitadas, sino en mostrar algunos ejemplos de la inexorable
penetración de los exoesqueletos en
el mundo laboral con el papel de servo-asistentes
o potenciadores de la capacidad humana (HPA según el acrónimo inglés, con
el significado de ‘Human Performance Augmentation’).
Hoy día, en los albores de esta tecnología de servo-asistencia del cuerpo humano, ya no es extraño
encontrar exoesqueletos ayudando a
los trabajadores de las fábricas (de
todo tipo, empezando por las automovilísticas y aeronáuticas), pero también hay
exoesqueletos pensados para los sectores de la construcción, logística-transporte-almacenaje, y el sector sanitario.
Fuerza sobrehumana
Un proyecto de
Daewoo, en un astillero de Corea del
Sur, ensaya la viabilidad de los exoesqueletos
en la construcción naval. Por lo
pronto, los trabajadores pueden manejar
pesos equivalentes al 50% de su propio peso corporal con asombrosa facilidad, lo que, según los
promotores de la idea, “ayuda a los
trabajadores a ejecutar sus tareas”. Este exoesqueleto se adapta a cualquier persona entre 160 y 185 centímetros de altura.
Los trabajadores no sienten el peso de su estructura
de 28 kilogramos de carbono, aleación
de aluminio y acero, ya que el ‘traje’
se sostiene y está diseñado para seguir
los movimientos del usuario. Con una duración de la batería de 3 horas, el
exoesqueleto permite a los usuarios caminar a un ritmo normal. El robot se hace
solidario al cuerpo del trabajador
mediante correas acolchadas situadas en los muslos, la cintura y el pecho. El
sistema de articulaciones hidráulicas y
motores eléctricos que proporcionan la servo-asistencia
al trabajador van conectados a una mochila, que provee la alimentación y el
control del ingenio.
Fortis (Lockheed
Martin) es otra opción de servo-asistencia
para trabajadores industriales y de la
construcción. El exoesqueleto Fortis transfiere
las cargas soportadas al suelo en posición de pie o de rodillas,
permitiendo a los operarios utilizar
herramientas pesadas como si fuesen ligeras. Su diseño ergonómico avanzado se
acompasa naturalmente con el cuerpo
y se adapta a diferentes morfologías y alturas, aumentando la productividad al reducir la fatiga muscular.
En los albores de esta tecnología de servo-asistencia hay exoesqueletos pensados para los sectores de la construcción, logística-transporte-almacenaje y el sector sanitario
En el sector de la
salud tienen una destacada prevalencia los trastornos musculo-esqueléticos del personal debidos a sobreesfuerzos que pueden producirse
durante la movilización de pacientes,
especialmente los de movilidad reducida. Los exoesqueletos se revelan como la ayuda ideal, una asistencia de la que
también podrían servirse los familiares de los pacientes en el ámbito privado.
Manipulación manual
de cargas
Como regla general, la
manipulación manual de cargas sólo debe efectuarse si la tarea se ha
considerado segura en la evaluación de
riesgos ergonómicos. En cualquier trabajo, una alta frecuencia de movilización de pesos que sobrepasen
los 3 kilos puede causar lesiones.
Para la manipulación frecuente de cargas superiores a los 3 kg se requiere el
uso de un manipulador mecánico, que
asistirá en el levantamiento y posicionamiento. En la mayoría de las
actividades que implican manipulación manual de cargas (automoción,
alimentación, electrónica, logística, construcción, sanidad) el peso de las
cargas oscila entre los 5 y los 20 kg.
Las lesiones ergonómicas
a causa del trabajo volatilizan hasta en 4% del PIB en países del área Euro,
con un coste paralelo de sufrimiento humano. Con los exoesqueletos de última
generación es posible eliminar los
riesgos bio-mecánicos derivados
de las situaciones que se producen generalmente, como:
-Fuerza-esfuerzo. Están determinados por variables como la
intensidad, fuerza requerida, grupos musculares que se usan, dirección del
esfuerzo, tipo y calidad del agarre, postura.
-Repetitividad. Constituye un factor multiplicador del
esfuerzo.
-Posturas forzadas / inadecuadas. Toda articulación tiene un rango de
movimiento, por lo que conviene evitar trabajar al límite y buscar los ángulos
de confort.
En estas situaciones, el exoesqueleto (traje biónico, robot portátil, exo-traje, o como
queramos llamarlo) actúa como un soporte
ergonómico. Así, cuando la persona realiza movimientos tales como agacharse para recoger gran peso, la
estructura mecánica se comba o flexiona como si fuera un arco. Ese gesto acumula energía que se libera posteriormente,
ayudando a completar el movimiento
cuando el usuario se endereza y levanta
el peso. Es en ese momento cuando el ingenio mecánico transfiere su potencia al portador, que ejercerá una fuerza
muy superior a la que por sí solo posee. En definitiva, los exoesqueletos nos acercan a ese deseo
de ser más productivos con menos
esfuerzo… y sin lesiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario