El prevencionismo y la ergonomía no pueden ignorar
al 45% de la población laboral, que es femenina
“Podría pensarse que el binomio mujer-trabajo
está ya manido y exprimido suficientemente pero, en tiempos de crisis y de
necesidad de reinvención que la misma exige, resulta un tema de absoluta
actualidad y necesario abarcamiento”. Así justificaba la UPC (CERpIE) la
Jornada Técnica específica sobre “Mujer y Trabajo”, celebrada antes del
paréntesis estival.
Hay que tener en
cuenta de qué enferman las mujeres trabajadoras y, sobre todo, trabajar con
criterio ergonómico en la prevención, es decir, adaptar el trabajo a la persona,
y no a la inversa.
La incorporación de la mujer al mundo laboral, una revolución social que plantea exigencias ergonómicas de especificidad de género
|
Una ergonomía genuina –que por lógica estará bien hecha- siempre tendrá
en cuenta la cuestión del género. No sólo se trata de evaluar lugares de
trabajo, es necesario evaluar a las personas. Ofrecemos algunas ideas, que
expuso el panel de expertos de la Jornada, para invitar a la reflexión, en la
que no deben faltar las consideraciones en torno a una nueva cultura
organizativa del trabajo.
¿De la revolución
a la involución?
En su momento, la incorporación de la mujer al mundo laboral fue una
revolución que aún en la actualidad sigue necesitando de atención específica
tanto técnica como social. Ha sido necesaria –y lo sigue siendo- la regulación normativa que, muchas veces, va
por detrás de las necesidades y realidades existentes en los lugares de
trabajo.
El panorama laboral ha cambiado, igual que los sectores de actividad
(crece el sector servicios, en detrimento de los primarios), aumenta la
esperanza de vida y disminuye la natalidad, lo que dibuja un panorama de
plantillas laborales envejecidas y los consiguientes retos. Relevar a los
trabajadores mayores es una opción que supone renunciar a su rico potencial de
experiencia. Adaptar el puesto a las personas evitará los problemas del
envejecimiento.
La prevención de los riesgos laborales de las mujeres va más allá del
embarazo y la lactancia. Las lesiones musculo-esqueléticas son las prevalentes
entre las trabajadoras, destacando especialmente el trastorno del túnel carpiano
(46% de las mujeres). Con la evolución del mercado laboral y modalidades como
el tele-trabajo llegaremos a la necesidad de evaluar los riesgos laborales en
el entorno del propio hogar del trabajador.
Para proseguir en la revolución del mundo laboral se hace importante
“feminizar la prevención”. Además de ser de pura justicia social, ofrece un
gran campo de trabajo para el sector prevencionista y las industrias
relacionadas.
A vueltas con la
conciliación: un “salario emocional”
Compatibilizar el trabajo remunerado, fuera de casa, y el trabajo
doméstico es una tarea difícil, que exige no poco esfuerzo por parte de las
mujeres. Normalmente la situación se salda con el problema conocido como la
“doble jornada”.
“Conciliar los roles como trabajador en ámbitos diversos es un derecho
de las personas”, recordó la responsable de esta ponencia. Se trata de
compatibilizar obligaciones, intereses, necesidades… del ámbito público y del
privado. Ello plantea una necesidad del cambio en la organización del trabajo.
Si analizamos el uso del tiempo, se hace evidente que la mujer dedica el doble
de tiempo que el hombre al cuidado de la familia. Otro dato a tener en cuenta
es que el 45% del mercado laboral es femenino, y que sólo un 10% de las mujeres
trabajadoras ocupan cargos directivos.
“Es necesario vencer prejuicios y mitos anticuados, pues conciliar no es una cosa de mujeres para mujeres, sino de trabajadores en general”
Los beneficios de la conciliación entre vida laboral y familiar llegan a
toda la sociedad, pudiendo señalarse los siguientes:
-Incremento de la competitividad de la empresa, un tema vital en una
mala coyuntura económica, como es el caso de España y Europa, en general.
-Mejora de la calidad del trabajo, gracias a una mayor implicación y
satisfacción de la persona. La calidad de vida personal representa calidad de
vida laboral.
-Aporta beneficios fiscales a la empresa, que, por otra parte, ve
reducida significativamente su tasa de absentismo (real y fingido).
-La persona que logra conciliar obtiene un “salario emocional”, que se
sustancia en autonomía, desarrollo personal, implicación, satisfacción con el
trabajo.
A modo de conclusión, conviene insistir en la necesidad de compartir
trabajo y vida cotidiana dentro de una nueva cultura organizativa del trabajo.
Asimismo, es necesario vencer prejuicios y mitos anticuados, pues conciliar no
es una cosa de mujeres para mujeres, sino de trabajadores en general. Otro mito
a desterrar es el del trabajo productivo (supuestamente lo ejecutan los
hombres) y el trabajo reproductivo (lo ejecutan las mujeres). La modernidad de
los tiempos reclama la corresponsabilidad en el intercambio de roles, hasta donde
sea posible. Finalmente, es de todo punto necesario practicar una prevención
global o estructural, que abandone el foco que tiene puesto en el espacio
(lugar de trabajo), para centrarlo en las personas. Al fin de cuentas, se
previene para procurar el bienestar de las personas.
Si hacer prevención ergonómica en la empresa es difícil, introducir la
cuestión de género en la ergonomía aún lo es más, recordó la ponente.
La ergonomía es la adaptación del entorno a las personas: hay que
adaptar los puestos, las tareas y la variabilidad de las personas que están
trabajando (diferentes edades, condiciones psico-físicas, etc.). De hecho, la ergonomía ‘sensu stricto’ –y bien practicada-
ya tiene en cuenta dicha variabilidad. La adaptación se tendría que llevar a
cabo –como siempre- en la fase de proyecto, es decir, en el momento de diseñar
los espacios, lugares de trabajo, herramientas, equipos, tareas… Todo ello
considerando las necesidades –incluso expectativas- físicas y mentales de las
personas que han de trabajar en el puesto en cuestión.
Que las mujeres ocupan trabajos con riesgo ergonómico es una obviedad.
Sus lesiones prevalentes son el síndrome del túnel carpiano (muñeca),
inflamación de las articulaciones, tendinitis, bursitis, epicondilitis,
cervicalgias y lumbalgias, dependiendo del sector de actividad y los factores
individuales.
Sobre la adecuación de las herramientas, cabe puntualizar que debe
hacerse una gran mejora en el diseño de los EPI y la ropa para adaptarlos a la variabilidad
de la mujer. Los EPI, diseñados y pensados para los hombres, deben cambiar, y
ello sólo implica tener en cuenta los datos antropométricos de las mujeres.
Para empezar a hacer ergonomía en la empresa, teniendo en cuenta la
peculiaridad femenina, pueden seguirse sencillas pautas:
-Introducir pausas y ritmos pensados desde la perspectiva del género del
trabajador.
-Impartir formación sobre hábitos posturales (higiene postural) en el
puesto de trabajo.
-Potenciar el ejercicio físico de las trabajadoras con vistas a una
función equilibradora / compensadora, que no tiene otro objeto que evitar la
lesión por sobre-esfuerzo, postura forzada o movimiento repetitivo.
-Efectuar las evaluaciones de riesgos que establece la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales desde la perspectiva del género del trabajador. Ello se
complementará con la vigilancia de la salud. Las herramientas son de sobra
conocidas, lo que falta es voluntad y constancia en su aplicación.
Las enfermedades
profesionales femeninas
Aunque existe infra-registro sobre las E. P. (enfermedades
profesionales, especialmente en el caso de las mujeres), las dolencias
profesionales de las féminas españolas están claras, teniendo prevalencia las que
están relacionadas con la salud mental (anímico-emocional, con una incidencia
del 72% del total), las lesiones musculo-esqueléticas, disfonías y
laringo-patías (86,3%), y los trastornos de la salud reproductiva. Las áreas de
trabajo ‘femeninas’ se caracterizan por unas condiciones acumulativas de
movimientos repetitivos. De hecho, esta patología es frecuentemente catalogada
como “enfermedad femenina”. El efecto acumulativo desvela una frecuente
asociación con otras patologías tendinosas, que afectarían principalmente a las
muñecas y los miembros superiores.
La explicación del fenómeno –que no está plenamente clarificada- tendría
que ver con el patrón antropométrico (tamaño) de la mujer, su fuerza muscular,
capacidad aeróbica, etc. Pero los problemas mayores de las mujeres trabajadoras
obedecen a una concatenación de factores (doble rol, elementos emocionales o
que las mujeres son más explícitas a la hora de expresar sus problemas). Con
todo, concluyó el ponente, no existen estudios con base científica acreditada
que permitan atribuir ciertas dolencias ‘exclusivas’ a las mujeres, sólo
contamos con las tendencias ya señaladas. En cualquier caso, el género puede
ser un factor diferenciador en la forma de enfermar por causa del trabajo. Y
con una fuerza laboral que es en un 45% femenina, ignorar la perspectiva de género
es como ignorar el mercado. Entre otros, los fabricantes de EPI pueden tomar
buena nota.
DESPIECE 1:
Arrinconar prejuicios
y estigmas
Desde la Conferencia de Beijing, varios países han adoptado
legislaciones para prevenir el comportamiento abusivo en contra de las mujeres
y asegurar la igualdad de género en el lugar de trabajo.
Con ese fin, los gobiernos han elaborado políticas y proyectos que
utilizan redes locales, nacionales e internacionales para facilitar
información, tecnología, créditos y capacitación a las empresarias, así como
programas encaminados a mejorar la educación de las mujeres.
Uno de los temas que más preocupa es que la función reproductora de las
mujeres ha seguido siendo percibida como un estigma en el mercado laboral. En
un esfuerzo para promover un cambio de actitud, algunos gobiernos han adoptado
políticas para armonizar las responsabilidades laborales y familiares en pugna.
La conclusión es que en pleno siglo XXI todavía son de actualidad los
estudios que analizan la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. El
panorama ha mejorado considerablemente en los últimos años, pero, aún así, hay
peculiaridades del mercado de trabajo que establecen claras diferencias entre
géneros.
© Manuel Domene Cintas. Periodista
Si quieres aprender las claves de una imagen personal ganadora, inscríbete ahora en nuestro evento "Mujeres, Emprendimientos y Networking", por el Día de La Mujer, este Sábado 10 de Marzo en el Centro Empresarial Soho Plus, donde tendremos como ponente a Lillian Ruth - Asesora de Imagen, quien te aconsejará estos y más tips necesarios para esos momentos de encuentros con otros empresarios y empresarias. Para inscribirte haz click en Vistando este sitio
ResponderEliminarLos beneficios de la conciliación entre vida laboral y familiar llegan a toda la sociedad, pudiendo señalarse los siguientes: referencias
ResponderEliminar