¿Cómo cotiza el valor vida? La cruda realidad nos demuestra que la sociedad no puede bajar la
guardia ante los riesgos del trabajo
y que, por lo tanto, la reivindicación del 28 de abril sigue siendo tan
necesaria como el día de institución de la jornada. La siniestralidad es una ‘bestia dormida’, agazapada en los lugares de
trabajo, que aprovecha cualquier fisura para obtener su tributo de incidentes o, peor aún, accidentes, sufrimiento humano y
pérdidas económicas.
Con lenguaje menos metafórico pasaremos a evidencias que son incontrovertibles,
como los repetidos casos de trabajadores (por lo general aprendices) que han perdido la vida durante su primer día
de trabajo, o los casos de trabajadores que son literalmente triturados por
máquinas peligrosas, provocándoles
la muerte u horribles lesiones (no se trata de aguar la jornada a nadie. Las
hemerotecas han dejado constancia de cuanto digo).
Son casos espeluznantes que,
una vez más, denuncian la actitud de incumplimiento
por parte de quienes deben velar por la seguridad de los trabajadores (responsabilidad coral). ¿Qué ‘ángel de
la guarda’ acompañaba a esos trabajadores aprendices que nos dejaron en su
primera jornada laboral? ¿Recibieron un Manual de Acogida? ¿Les habló alguien
del riesgo y su prevención? ¿Qué resguardos o protecciones tenían las máquinas
peligrosas que cercenaron los miembros (o la vida) de los trabajadores a los
que atraparon en sus mecanismos?
No ignorar la
realidad
Pero, ¡el riesgo es inherente
a la vida!, podrá decir alguien. Así es: nacer es un riesgo, y vivir es mucho
más arriesgado aún. De hecho, creemos que el riesgo puede considerarse como uno
de los motores de la historia. Y,
puesto que el riesgo va a ser una constante en nuestras vidas y nuestros
trabajos, tenemos la obligación de gestionarlo
con la prevención, una gran palabra –algo manida por el uso y abuso que
hacemos- que alude a esa praxis necesaria y destinada a eliminar, minimizar y controlar los riesgos en el trabajo.
La jornada del 28 de abril nos recuerda que hemos de ser beligerantes con la siniestralidad (el trabajo es un medio para ganarse la vida, no para perderla)
En materia de prevención de los riesgos laborales no podemos estar a
verlas venir porque, como decía un pensador español, “toda realidad ignorada prepara su propia venganza”. La sentencia,
aplicada a nuestro entorno es palmaria: todo riesgo laboral ignorado acabará
produciendo víctimas.
Cuando muchas empresas parecen haberse pasado a la ‘Prevención 2.0’ (bienestar laboral), hay una sangrante mayoría que
no han hecho los deberes en la prevención
básica, que tiene su nudo gordiano en la evaluación de riesgos laborales. ¿Habían evaluado sus riesgos las
empresas con máquinas que causaron accidentes???
Antes hemos aludido a la responsabilidad
coral o compartida. Por supuesto que las primeras responsabilidades recaen
en las empresas, pero no podemos exonerar a trabajadores, delegados y técnicos de prevención, sindicatos, e
Inspección de Trabajo que, cada uno en su lugar, deben trabajar por mejorar
las condiciones de trabajo.
En cuanto a la Inspección de
Trabajo, es deseable que el organismo relaje la persecución férrea de los papeles (documentación,
trámites-procedimientos, gestión administrativa) de empresas comprometidas con
la prevención para poner el foco en
aquellas otras que son incumplidoras flagrantes de la LPRL, incurriendo
reincidentemente en delitos de riesgo
(poner en peligro a los trabajadores) y delitos
de resultados o consecuencias (lesiones u homicidio imprudente).
Hoy, 28 de abril, es necesario que celebremos y reivindiquemos esta
jornada. La misma nos recuerda que hemos de ser beligerantes con la siniestralidad (el trabajo es un medio para
ganarse la vida, no para perderla); nos recuerda también que debemos perseguir los incumplimientos en
seguridad/salud de los trabajadores de forma implacable. En suma, la sociedad
debe asumir el 28 de abril como una especie de mantra que rechaza los bienes-servicios ‘manchados de sangre’,
señalando a quienes se muestren tibios en esta beligerancia y contribuyendo a expulsar del mercado a los
incumplidores, además de hacerles afrontar las responsabilidades penales en que hayan podido incurrir.
Mientras haya accidentes laborales, el 28 de abril será un día necesario.
Ojalá podamos pronto cambiarlo por el ‘Día
de la Siniestralidad Cero’.