martes, 18 de febrero de 2020

Silencio y buenos alimentos


La calidad de vida es una meta irrenunciable. Y se necesitan pocos recursos, al contrario de lo que cabría esperar. Actualmente, cualquier persona puede mejorar sustancialmente su mente y su cuerpo con dos elementos ancestrales: silencio y alimentación saludable. 
El silencio, ‘hierba’ de cualquier desarrollo que se precie, nos aparta del ajetreo diario para buscar paz y recomponer el equilibrio. Los buenos alimentos, elegidos a partir de un criterio piramidal que prima el agua, promueven la salud corporal, necesaria para la anímica.

Sin que sean la panacea, el silencio deseado, que aporta paz, y una alimentación equilibrada, que nos proporciona todos los nutrientes para un buen funcionamiento bioquímico de nuestro organismo, son el fundamento de una vida plena, que podemos complementar con coadyuvantes como el ejercicio físico, el crecimiento personal-profesional y la vida familiar y social.  Son ingredientes sencillos para ‘cocinar’ una vida suculenta.

Los múltiples beneficios que nos aporta el silencio
Existen multitud de dichos que ponen en valor el silencio. Por ejemplo: “para toda clase de males hay dos remedios; el tiempo y el silencio”. El filósofo Thomas Carlyle entendía el silencio como “el elemento en el que se forman todas las cosas grandes”. El silencio tiene un tipo de energía que no tiene ninguna otra fuente. Hace que la gente piense y actúe, ayuda a calmar una mente agitada y es un poderoso aliado del que medita. Desafortunadamente, muchas personas no lo soportan y lo cambian por barullo y ruido de fondo. Sin embargo, cuando hay silencio a nuestro alrededor, podemos dirigir nuestros pensamientos y enfocarlos hacia el interior, ponemos en pausa nuestro natural egocentrismo para ver el mundo real que nos envuelve. Es lo que conocemos como introspección (mirada interior).
Veamos algunas formas beneficiosas, sabias o educadas de usar el silencio:
-En las discusiones. Dos no se pelean si uno no quiere. Nada desarma más al contrario en una discusión que mantenernos en silencio. Hacer lo contrario no será otra cosa que echar leña al fuego y enconar el enfrentamiento. Es un ejercicio difícil, pero nuestro silencio nos hará superiores al contrario.
-Ante el chismorreo. Debemos detener el virus de la maledicencia: la lengua es como un veneno mortal. Hagamos caso del proverbio bíblico que dice: “el que mucho habla mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua”.
-Cuando alguien habla. No sabemos escuchar. Es importante dejar hablar a los demás y escucharles adecuadamente, mostrando gestos fáticos o de contacto, incluso, repitiendo alguna expresión del otro, lo que demuestra nuestra implicación.
-Cuando la casa está vacía. No pongas ruidos de fondo. Recréate en el silencio (quizás los sonidos de ese mismo silencio) para recargar tu mente dándole pausas en lo tocante al ruido (contaminante físico) y poder pensar libremente.
-Facilitar la relajación. Resérvate 15 minutos de tranquilidad centrado en tu respiración en silencio. Ello te propiciará un sentimiento de paz interior y posibilitará la conexión con tu mente profunda.

Cuando hay silencio a nuestro alrededor, podemos dirigir nuestros pensamientos y enfocarlos hacia el interior para poner en práctica la introspección, ejercicio que nos facilita el auto-conocimiento

Pirámide de la alimentación saludable: hacia la vida sana
La pirámide de la alimentación saludable aspira a convertirse en el icono-decálogo de las recomendaciones de alimentación. El sentido común establece que una buena alimentación requiere seguir una dieta equilibrada, con alimentos ricos en fibra y antioxidantes. Curiosamente, en la base de la pirámide de la alimentación no figura ningún alimento, sólo agua (4-6 vasos diarios), técnicas culinarias saludables (adiós a los fritos), equilibrio emocional y actividad física diaria (1 hora o 10.000 pasos).
Se trata de conseguir el balance energético, el equilibrio entre la ingesta energética (lo que comemos) y el consumo energético (lo que gastamos a través del metabolismo basal, la termogénesis y la actividad física). En este equilibrio influyen factores como el tamaño de la ración, la frecuencia de consumo (es aconsejable fraccionar la ingesta total en 5 tomas diarias) o la cronobiología (el momento en que comemos). Existe evidencia de que la ingesta tiene mayor rendimiento metabólico a primera hora de día, de ahí la importancia del desayuno.

La parte media de la pirámide nutricional muestra los alimentos que debemos tomar diariamente, como los hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, harinas, legumbres) que, como novedad, se aconsejan en su variante integral, mientras que las patatas son mejor hervidas o al vapor. Este grupo de consumo preferente es lo que conocemos por dieta mediterránea, un seguro delicioso contra la obesidad (sin pasarse en hidratos de carbono).
Basta con mirar a nuestro alrededor para comprobar que la “epidemia de la obesidad no deja de engordar” (un titular que utilizamos hace tiempo en este blog). Desde los 80, el sobrepeso y la obesidad mórbida se han multiplicado por cuatro. Actualmente, una de cada tres personas (33%) tiene sobrepeso (Índice de Masa Corporal superior a 25). Las personas obesas ven incrementadas sus posibilidades de padecer un accidente laboral hasta en un 31%, con tasas inferiores de supervivencia en accidentes de tráfico.

Información elaborada con el patrocinio de Mape Salud Laboral

1 comentario:

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