La calidad de
vida es una meta irrenunciable. Y
se necesitan pocos recursos, al
contrario de lo que cabría esperar. Actualmente, cualquier persona puede mejorar
sustancialmente su mente y su cuerpo con dos elementos ancestrales: silencio y alimentación saludable.
El silencio,
‘hierba’ de cualquier desarrollo que se precie, nos aparta del ajetreo diario para buscar paz y recomponer el equilibrio. Los buenos alimentos, elegidos a partir de un criterio piramidal que prima el agua,
promueven la salud corporal,
necesaria para la anímica.
Sin que sean la panacea, el silencio deseado, que aporta paz,
y una alimentación equilibrada, que
nos proporciona todos los nutrientes
para un buen funcionamiento bioquímico
de nuestro organismo, son el fundamento
de una vida plena, que podemos complementar con coadyuvantes como el ejercicio
físico, el crecimiento personal-profesional y la vida familiar y social. Son ingredientes sencillos para ‘cocinar’
una vida suculenta.
Los múltiples
beneficios que nos aporta el silencio
Existen multitud de dichos que ponen en valor el silencio. Por ejemplo: “para
toda clase de males hay dos remedios; el tiempo y el silencio”. El filósofo
Thomas Carlyle entendía el silencio como “el
elemento en el que se forman todas las cosas grandes”. El silencio tiene un tipo de energía que no tiene ninguna otra
fuente. Hace que la gente piense y actúe, ayuda a calmar una mente agitada y es un poderoso aliado del que medita. Desafortunadamente, muchas personas
no lo soportan y lo cambian por barullo
y ruido de fondo. Sin embargo, cuando hay silencio a nuestro alrededor, podemos dirigir nuestros pensamientos y enfocarlos hacia el interior,
ponemos en pausa nuestro natural egocentrismo para ver el mundo real que nos envuelve. Es lo que conocemos como introspección (mirada interior).
Veamos algunas formas
beneficiosas, sabias o educadas de usar
el silencio:
-En las
discusiones. Dos no se pelean si uno no
quiere. Nada desarma más al contrario en una discusión que mantenernos en
silencio. Hacer lo contrario no será otra cosa que echar leña al fuego y
enconar el enfrentamiento. Es un ejercicio difícil, pero nuestro silencio nos
hará superiores al contrario.
-Ante el
chismorreo. Debemos detener el virus de la
maledicencia: la lengua es como un
veneno mortal. Hagamos caso del proverbio bíblico que dice: “el que mucho habla mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua”.
-Cuando alguien
habla. No sabemos escuchar. Es importante dejar hablar a los demás y escucharles
adecuadamente, mostrando gestos fáticos o de contacto, incluso, repitiendo
alguna expresión del otro, lo que demuestra nuestra implicación.
-Cuando la casa
está vacía. No pongas ruidos de fondo.
Recréate en el silencio (quizás los
sonidos de ese mismo silencio) para recargar
tu mente dándole pausas en lo tocante al ruido (contaminante físico) y poder pensar libremente.
-Facilitar la
relajación. Resérvate 15 minutos de
tranquilidad centrado en tu respiración
en silencio. Ello te propiciará un sentimiento de paz interior y posibilitará la conexión con tu mente profunda.
Cuando hay silencio a nuestro alrededor, podemos dirigir nuestros pensamientos y enfocarlos hacia el interior para poner en práctica la introspección, ejercicio que nos facilita el auto-conocimiento
Pirámide de la alimentación
saludable: hacia la vida sana
La pirámide de la alimentación
saludable aspira a convertirse en el icono-decálogo de las recomendaciones de alimentación. El
sentido común establece que una buena
alimentación requiere seguir una dieta
equilibrada, con alimentos ricos en fibra
y antioxidantes. Curiosamente, en la
base de la pirámide de la
alimentación no figura ningún alimento, sólo agua (4-6 vasos diarios),
técnicas culinarias saludables (adiós a los fritos), equilibrio emocional y actividad física diaria (1 hora o 10.000
pasos).
Se trata de conseguir el balance
energético, el equilibrio entre la ingesta
energética (lo que comemos) y el consumo
energético (lo que gastamos a través del metabolismo
basal, la termogénesis y la actividad física). En este equilibrio
influyen factores como el tamaño de la
ración, la frecuencia de consumo
(es aconsejable fraccionar la ingesta total en 5 tomas diarias) o la cronobiología
(el momento en que comemos). Existe evidencia de que la ingesta tiene mayor rendimiento metabólico a primera hora de
día, de ahí la importancia del desayuno.
La parte media de la pirámide
nutricional muestra los alimentos
que debemos tomar diariamente, como los hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, harinas, legumbres) que,
como novedad, se aconsejan en su variante integral, mientras que las patatas
son mejor hervidas o al vapor. Este grupo
de consumo preferente es lo que conocemos por dieta mediterránea, un seguro delicioso contra la obesidad (sin
pasarse en hidratos de carbono).
Basta con mirar a nuestro alrededor para comprobar que la “epidemia
de la obesidad no deja de engordar” (un titular que utilizamos hace
tiempo en este blog). Desde los 80, el sobrepeso y la obesidad mórbida se han multiplicado
por cuatro. Actualmente, una de cada
tres personas (33%) tiene sobrepeso (Índice de Masa Corporal superior a
25). Las personas obesas ven
incrementadas sus posibilidades de
padecer un accidente
laboral hasta en un 31%, con tasas
inferiores de supervivencia en accidentes de tráfico.
Información elaborada con el patrocinio de Mape Salud Laboral