Tener a los trabajadores de una oficina satisfechos en cuestión térmica (ni frío ni calor) no es una tarea sencilla. Los que trabajan en una oficina saben lo frecuentes que son las disputas porque unos sienten frío mientras que otros dicen pasar calor. A nadie le satisface tener que abrigarse un día de verano para poder soportar el aire acondicionado. O haber de ir liberándose de capas (de ropa) en invierno para compensar el sofocante calor de un local.
Según datos que manejan los expertos en cambio climático, el escenario de discusión sobre confort
climático es más probable entre las mujeres.
Los sistemas de control climático en los edificios
de oficinas se ajustan frecuentemente a una vieja fórmula basada en el confort térmico de los hombres. Este sesgo basado en el género supone, según diversos autores, un desperdicio de energía. Repasemos algunos conceptos.
¿Qué entendemos por
confort térmico?
El confort térmico depende de factores ambientales como son la temperatura y la humedad; se expresa mediante una ecuación, en la que el valor 0 indicaría ese estado ideal térmicamente hablando.
Para explicarlo de forma sencilla, basta decir que una gran parte del calor que posee el cuerpo humano se disipa por evaporación
a través de la piel. El funcionamiento de estos mecanismos termo-reguladores fisiológicos nos permite mantener una temperatura estable compatible con una
actividad física normal y eficiente. Cualquier factor que aumente la temperatura y la humedad corporal va en
detrimento del confort térmico.
Muchos sistemas de aire acondicionado controlan
exclusivamente la temperatura del aire. Sin embargo, nuestro modo de
intercambiar calor con el entorno circundante depende de una serie de factores
ambientales, además de la temperatura.
Los ingenieros y ergónomos tienen que considerar variables como la humedad, movimiento del aire (velocidad), la temperatura radiante
(todo lo que está influyendo en el entorno inmediato a la persona), la temperatura de las cosas que nos
rodean. En la década de los 70, Ole
Fanger, ingeniero danés, desarrolló un modelo
para determinar la combinación de variables
ambientales que encontramos como confortables.
La humedad controlada en el lugar de trabajo debe ser evaluada como un importante medio para aumentar el bienestar y para la potencial reducción de los riesgos de salud
Los experimentos de Fanger establecieron que ningún ambiente térmico de oficina es
adecuado para satisfacer a todo el mundo. Ello se debe a que el intercambio de calor depende de factores individuales como la talla corporal (por tanto, la
superficie corporal), la tasa metabólica
(que determina la producción metabólica de calor), y el aislamiento tisular (relacionado con la cantidad de grasa
corporal).
Incluso antes de Fanger, se sabía que con las bajas
velocidades del aire de las oficinas, el intercambio de calor radiante era más importante
que el de calor convectivo. Dicho de otro modo, la temperatura radiante es más
importante para el confort térmico que la temperatura del aire. Por tanto,
podríamos afirmar con rotundidad que los edificios de oficinas deberían de contar con acondicionadores de las paredes más que con acondicionadores del aire, puesto que molesta más el calor radiante de las paredes, que el aire caliente.
En la vivencia cotidiana se constata que si el termostato está fijado para las necesidades masculinas (como suele
ocurrir), la temperatura del aire será
demasiado baja para las mujeres. Las mujeres tienen una complexión física inferior, por tanto
generan menos calor metabólico que
los hombres, y no se sentirán cómodas en invierno a las temperaturas que suelen
sentirse cómodos los hombres. Del mismo modo, si el termostato se ajusta para
las necesidades de los europeos, resultará demasiado bajo para los asiáticos por su
peso, de promedio, un 30% inferior
al de los europeos. Así, en donde se utiliza el aire acondicionado para refrigerar, fijar el termostato para satisfacer a personas
corpulentas en tiempo cálido hará que las personas de talla más reducida sientan frío.
Influencia de la
humedad en la salud y el rendimiento
El confort térmico en
la oficina depende ineludiblemente del grado
de humedad. Los humidificadores tienen un efecto positivo sobre la salud.
En un estudio de 2 años, el Fraunhofer Institute for Industrial Engineering IAO
observó la importancia y el efecto de la
humedad en oficinas de trabajo. Los resultados concluyeron que el aire seco causa problemas en diversos grados a los trabajadores. Junto a la
acústica y la iluminación, el clima
interior es uno de los factores del entorno de trabajo que puede tener un efecto directo en el bienestar, el
rendimiento y la salud. El clima interior está determinado principalmente por
la humedad relativa y la temperatura del
lugar. Un tercio de los oficinistas considera la humedad en su lugar de
trabajo como la principal fuente de molestias (estudio SBIB, Lucerne 2010). Sin
embargo, todavía no existen requisitos legales o valores estándar para la
humedad en los edificios. El proyecto investigador “Office 21®” se ha ocupado
del tema.
·Clima interior
refrescante
Los test se llevaron a cabo en el Workspace Innovation Lab
del Instituto Fraunhofer. En un espacio
cerrado se emplearon tres humidificadores
(DRAABE NanoFog Evolution) para regular la humedad del aire de la habitación.
Este sistema humidificador estuvo en
funcionamiento (on) y parado (off)
de manera alternativa para que los
científicos comparasen los resultados de dicho ‘on’ y ‘off’ con otras áreas del
edificio sin humidificación.
Como se esperaba, los resultados
mostraron grandes diferencias en los diferentes espacios respecto a la
percepción de la humedad: con humidificación
activa, ninguno de los entrevistados
manifestó que la humedad se percibiera como demasiado baja. Sin embargo,
cuando se desactivaba el humidificador,
un 44% de encuestados la consideraba como demasiado baja. Un aumento de la
humedad relativa desde el 28,5% al 38,5% producía una percepción positiva en
los trabajadores de la oficina. De hecho, el
54% de los entrevistados encontró que los humidificadores directos eran muy
refrescantes. Sólo el 33% hizo la misma observación (ambiente fresco)
cuando la humidificación directa de la habitación estaba inactiva.
La falta de humedad
en el aire de la oficina es causa de problemas
como:
·Sequedad ocular
Dado que el trabajo de oficina incluye siempre el uso de pantallas de ordenador, la potencial molestia ocular está considerada como
un factor determinante en el desempeño de las personas. La investigación de los
síntomas de los “ojos ardientes”
muestra claras diferencias entre los
espacios en función de la humidificación:
el 41% de los encuestados en oficinas sin humidificación del aire confirmaron
sufrir los síntomas de los ‘ojos ardientes’ con frecuencia. Cuando la
humidificación estaba operativa, los síntomas se reducían casi a la mitad. Sólo
el 23% de los trabajadores decía entonces sufrir frecuentemente las molestias
oculares por sequedad del ojo.
·Sequedad de
membranas mucosas
Las membranas mucosas
del sistema respiratorio (nariz, bronquios, pulmones) desempeñan una importante
función protectora y de auto-limpieza. La viscosidad de las membranas mucosas es crucial para la rapidez de
la eliminación de los gérmenes. Cuanto antes se eliminan del
cuerpo, menor es el riesgo de enfermedad. Estudios clínicos ratifican el
criterio de que la humedad del aire
afecta a la viscosidad de las membranas mucosas. Igual que ocurre con el
asunto de los ‘ojos ardientes’, los encuestados mostraban diferentes grados de
aprobación: el 54% de los empleados en oficinas sin humidificación del aire
coinciden en que padecen con frecuencia el problema de sequedad de las vías
respiratorias. En lugares con humidificación las quejas sobre la sequedad de
las vías aéreas se redujeron hasta el 35%.
·Problemas de voz
Especialmente para personas que hacen un uso profesional de
la voz (actores, locutores, docentes), el continuo ejercicio de las cuerdas vocales aumenta el riesgo de
desarrollar enfermedades de la voz.
Por ejemplo, el 60% de los empleados de call-centers
padecen frecuentemente agotamiento vocal
y otros problemas asociados. En lugares sin
humidificación casi un tercio (29% de los encuestados) padece frecuentemente problemas relativos a la voz y el aparato
fonador. Por el contrario, si el aire está humedecido continuamente, sólo
el 18% se queja de problemas con la voz
En consecuencia, el estudio confirma una influencia de la
humedad del aire en la irritación ocular, sequedad de las membranas mucosas y
problemas de voz. Para esta sintomatología, los trabajadores de oficinas con
humidificación directa expresaron menos quejas. La humedad controlada en el lugar de trabajo debe ser evaluada como un importante
medio para aumentar el bienestar y para
la potencial reducción de los riesgos de salud. El uso de humidificación
adicional tiene un efecto positivo en el rendimiento/salud de los trabajadores.