Prohibido por unos países o aplazado con moratorias en otros, el fracking suscita un debate social que no es gratuito. La fracturación hidráulica, la técnica de inyectar agua a presión en la roca de esquisto para liberar el petróleo o gas que contiene, se ha generalizado. Muchos países, liderados por Estados Unidos, persiguen la auto-suficiencia energética con la explotación de los llamados ‘hidrocarburos no convencionales’. El concepto engloba a los hidrocarburos que no han migrado a un reservorio sino que se encuentran en determinadas rocas (esquistos), por lo que la extracción hace necesario fracturar la roca.
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jueves, 31 de diciembre de 2015
Fracturación hidráulica (fracking), técnica controvertida
Prohibido por unos países o aplazado con moratorias en
otros, el fracking suscita un debate social que no es gratuito. La fracturación hidráulica, la técnica de inyectar agua a presión en la roca de esquisto para liberar el
petróleo o gas que contiene, se ha generalizado. Muchos países, liderados por
Estados Unidos, persiguen la auto-suficiencia
energética con la explotación de
los llamados ‘hidrocarburos no
convencionales’. El concepto engloba a los hidrocarburos que no han migrado
a un reservorio sino que se encuentran en determinadas rocas (esquistos), por
lo que la extracción hace necesario fracturar la roca.
La técnica, que parece no ser la panacea como proveedora de
energía a medio-largo plazo, despierta, además, la preocupación. En uso desde los años 40 del siglo pasado, el fracking es el proceso de
perforación del subsuelo previo a la inyección de una mezcla líquida a alta
presión en la roca para liberar el gas o crudo que almacena. Uno de sus
principales riesgos es la posible contaminación del agua tanto por aditivos químicos como por fugas de metano, el gas que se extrae de la roca
de esquisto, además de la posibilidad de que se produzcan movimientos de tierra (sismos de magnitudes variables).
Los detractores del fracking abogan por “una revolución energética del siglo XXI basada en la eficiencia y las energías renovables, no en más combustibles fósiles que acelerarán el cambio climático”
Algunos temores
asociados al fracking
Al margen de los numerosos riesgos laborales, el fracking constituye una
amenaza para la salud ambiental y la seguridad
de la población, cuyas manifestaciones pueden ser:
-Terremotos de diferente
intensidad. Estos seísmos son provocados principalmente por la inyección a
alta presión de fluidos, o cuando el proceso de fracturación se encuentra con
una falla del terreno que ya está soportando presiones geológicas.
-Posible
contaminación de acuíferos. Los problemas pueden surgir si la perforación, entubamiento
o cimentación no es eficiente.
-Inyección
química. La toxicidad potencial de las aguas residuales es difícil de evaluar
debido a que muchos aditivos químicos usados en el fluido de fracturación
hidráulica son secreto comercial no divulgado en algunos países.
-Aguas residuales.
Aproximadamente
entre el 25% y el 75% del fluido de fracturación inyectado vuelve a la
superficie. Las fugas o vertidos de estas aguas residuales son un riesgo
latente.
-Elevado consumo
de agua. Un sólo pozo requiere un promedio de 20 millones de litros de agua,
según informes (el doble de las prospecciones convencionales), lo que arroja
otra sombra de duda sobre la fractura hidráulica.
-Contaminación por
metano. La imagen más elocuente es la del agua del grifo que se inflama si se le
acerca una cerilla, debido a su contenido en gas metano.
-Calentamiento
global. Un equipo científico de la Universidad de Cornell, calculó que entre el
4%-8% de la producción total de metano de un pozo escapa a la atmósfera, donde
contribuye al conocido como ‘efecto invernadero’.
Controversia
Las Academias Nacionales de
Ciencias de la Unión Europea (EASAC) comunicaban recientemente su posición oficial de que no existen razones científicas o técnicas
para prohibir la exploración de gas de esquisto usando la fracturación
hidráulica.
La Declaración sugiere que, si se
introduce una normativa adecuada, es posible asegurar que los yacimientos
de gas de esquisto se extraen y se utilizan protegiendo el medio ambiente, los
recursos hídricos y las comunidades locales.
Los oponentes consideran que
tal afirmación no es más que enmascarar
los efectos reales de una industria
que no es sostenible. “El gas de esquisto no es la solución a los
retos energéticos. Necesitamos una revolución
energética del siglo XXI basada en la eficiencia y las energías renovables,
no en más combustibles fósiles que acelerarán el cambio climático”, asegura el
activista de Friends of the Earth, Tony Bosworth.
En España hay cinco permisos concedidos para crear sondeos por fracking que están a la
espera del correspondiente informe de impacto ambiental. Los enclaves son:
Burgos, Campos de Montiel (Albacete-Ciudad Real), Guadalajara, País Vasco y
Cantabria, que cuentan con un rechazo social unánime.
Glifosato: breve argumentario que justifica la precaución
Conocido en muchos círculos como el ‘herbicida total’, el glifosato es un Disruptor Endocrino y un Compuesto Orgánico Persistente. Como ‘biocida’ tiene el efecto colateral de afectar también a la vida de las personas y del ecosistema. Un estudio publicado en Annals of Bioanalytical Chemistry revela que el glifosato, ingrediente activo del herbicida ‘Roundup’ (y otras marcas menos conocidas), se queda en las aguas subterráneas en las zonas donde se aplica, demostrando una baja biodegradabilidad.
Glifosato: breve argumentario que justifica la precaución
Conocido en muchos círculos como el ‘herbicida total’, el glifosato
es un Disruptor Endocrino y un Compuesto Orgánico Persistente. Como
‘biocida’ tiene el efecto colateral de afectar también a la vida de las personas y del ecosistema. Un estudio publicado en Annals of Bioanalytical
Chemistry revela que el glifosato, ingrediente activo del herbicida ‘Roundup’
(y otras marcas menos conocidas), se queda en las aguas subterráneas en las
zonas donde se aplica, demostrando una baja
biodegradabilidad.
La persistencia en el medio natural lleva al glifosato a
pasar a las aguas y los acuíferos. Esta contaminación del agua conlleva peligros para la salud y cambios en los ecosistemas.
Antes de degradarse, el glifosato también se ha oxidado en el aire de la
atmósfera. Ello quiere decir que ha formado parte del aire respirable. Y,
mezclado con otros polucionantes del aire, se ha descompuesto por efecto de la
luz y del oxígeno, dando origen a lo que conocemos como ‘smog fotoquímico’, o
mezcla de gases resultantes de la degradación.
La EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) tiene catalogado al glifosato como sustancia tóxica de Clase III
Toxina
ubicua
Sin ánimo de propagar alarmismos innecesarios, conviene saber que
estamos ante una sustancia que no
sólo contamina a los trabajadores que la emplean, sino a toda la población ya
que invade muchos ámbitos.
-Aire. El glifosato se
detecta en muestras de aire. Aunque pueda estar en estratos atmosféricos
alejados de los humanos, puede precipitar
con la lluvia, por lo que el medio aéreo no es inocuo, y el glifosato puede
ser un ‘ingrediente’ del peligroso cóctel respiratorio que nos envuelve.
-Comida. El glifosato
entra en la cadena trófica de varias maneras: involuntaria, mientras se
bio-degrada en el medio; y voluntaria, a través de cultivos (normalmente transgénicos y resistentes a la sustancia),
que consume directamente el hombre, o animales que, posteriormente, entran en
nuestra cadena de alimentación.
-Bebida. La sustancia se
ingiere directamente en el agua, o
en líquidos de consumo humano
(zumos, bebidas) que estén elaborados a partir de productos tratados con el
agente químico.
Diversas investigaciones publicadas en The National Library of Medicine
señalan 17 reacciones adversas,
incluyendo, genotoxicidad (reproducción), neurotoxicidad (sistema nervioso),
hepatotoxicidad (hígado), nefrotoxicidad (riñones) y, por supuesto,
carcinogenicidad. La EPA (Agencia de
Protección Ambiental de los Estados Unidos) tiene catalogado al glifosato como sustancia tóxica de Clase III. Sus
propiedades teratogénicas (capacidad de inducir malformaciones fetales) le ha
valido la comparación con el “Agente Naranja”. Además, es un veneno rápido: una
dosis de sólo 30 gramos es mortal para un adulto.
Burocracia y
oscurantismo
La Unión Europea ignoraba, en febrero de 2015, un informe científico que
podría haber conducido a la prohibición de 31 pesticidas (incluido el glifosato)
con ventas de miles de millones de euros. Las disputas internas y la presión de los fabricantes fueron
determinantes del resultado.
La polémica se enardeció cuando, el viernes 20 de marzo, la Agencia Internacional para la Investigación
sobre el Cáncer (IARC) inclinaba la balanza al hacer públicos sus criterios
según los cuales tres pesticidas eran “probablemente”
cancerígenos y otros dos -que ya han sido prohibidos o restringidos- lo
eran “posiblemente”. Entre los probables se encontraba el glifosato, si bien la
IARC matizaba que su calificación se había efectuado sobre la base de “pruebas limitadas” de cáncer entre los
seres humanos. El fabricante impugnó inmediatamente la clasificación de la IARC
alegando que se habían ignorado datos científicos relevantes.
Sea como fuere, ante las dudas-preocupaciones que genera el glifosato, Francia y Alemania ya han apelado al principio de precaución. En España, donde el glifosato encabeza las
ventas de herbicidas, el ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente no
ha adoptado ninguna medida, ni tan sólo de información pública. Entre el
alarmismo y la inacción –creemos- existe un término medio.